2 comentarios sobre “Aplausos

  1. Completamente de acuerdo. Siempre me han irritado esos sufridores de incontinencia que, no habiendo terminado de vibrar la última nota de un concierto, ya están vociferando su ¡Bravo! con la única intención de hacerse notar y de mostrarnos que se saben cuándo acaba la pieza.

    Cuando escucho música en condiciones, necesito siempre esos segundos al finalizar la obra para asimilarla, recomponerme y volver a la realidad.

  2. Ya ves… lo malo es cuando ni siquiera saben cuándo acaba la pieza, cosa tristemente habitual. El año pasado, en un concierto retransmitido por TVE de conmemoración de no sé qué, con un auditorio lleno de políticos y personalidades, el público rompió a aplaudir en una cadencia con calderón, para que 2 segundos después el director prosiguiese entre el jaleo formado con su tarea. Fue bochornoso.
    Siempre he pensado que el público necesita de algún modo su momento de protagonismo, como cuando les piden que sigan el ritmo con palmas, nunca he entendido bien por qué. Hay un relato de Cortázar que narra algo parecido. Al terminar un concierto, el público rompe en una ovación tan estruendosa, que pronto sienten también la necesidad de chillar, lanzarse sillas, destrozar el auditorio, lanzarse violines contra la cabeza…

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