Cuando uno es peque, su madre acostumbra a ponerle por su cumpleaños una tarta con tantas velas como años cumple. Claro, uno va cumpliendo años y llega un momento en que esto se convierte en un coñazo, porque la tarta acaba más o menos con este aspecto:
Esto no procede. Claro, unos años más y las velas físicamente no caben en la tarta. Luego están las velas esas con forma de número, tan cutres…
La solución definitiva —y un tanto geek—, pasa por lo siguiente:
¡Velas binarias! ¡Genial! Con siete velas de las de toda la vida tenemos para siempre. ¿O pensáis cumplir más de 127 años?
(Vía: No puedo creer…)
¡Friki, mas que friki! ;-)
A ver cómo le explico yo esto a la abuela el día de mi cumple…