¿Qué palabra más fea, no? ABUCHEAR. Suena mal de por sí, pero ahora viéndola escrita aún me parece más fea… En fin, a lo que íbamos, que me lío.
¿Os habéis preguntado alguna vez por qué abucheamos tal y como lo hacemos? Se empieza con murmullos, ruidos, se pasa a las voces, gritos y se acaba silbando. Silbar, he aquí el quid de la cuestión, señores: realizamos instintivamente el gesto más inteligente para nuestro propósito. Y es que el oído humano es mucho más sensible a las frecuencias altas, a los sonidos agudos, que a los sonidos graves. Por eso todo abucheo que se precie tiene que tener pitidos, puesto que de esta manera se hace totalmente insoportable. De hecho, cuando vemos un debate por televisión y de repente se ponen todos a hablar a la vez formando un batiburrillo ininteligible, siempre hay alguien que sobresale del resto y a quien se le entiende perfectamente todo lo que dice: la típica contertulia con voz de pito (hablo en femenino porque las voces son más agudas) que además suele ser la que peor nos cae…
Así que, ya sabéis, si queréis sabotear a un orador, no hay nada más efectivo que una sonora pitada. Y si este post no os ha gustado, siento deciros que silbar no os servirá de nada. ;-)