Poca mano izquierda

09_04_08_ferreres_elperiodico

No seré yo quien diga que lo del PP y el PSOE en Euskadi es una perversión, ni soltaré burradas como las que ya se ha oído soltar por esos lares. Para nada: la coalición es lícita (aunque extraña), e incluso coherente con la idea de que «hace falta un cambio en Euskadi» (idea que tampoco es mía, vaya). Me cuesta entender, eso sí, cómo la postura respecto al nacionalismo (una cuestión cultural, de «identidades», cosas poco tangibles, que «no existen» en realidad), puede llegar a pesar más que las cuestiones referentes a política económica, por ejemplo, o políticas sociales que sí influyen de facto en el nivel de vida de la gente, en su bienestar. Aunque, a estas alturas ¿existe una diferencia significativa entre PP y PSOE en cuestiones económicas o sociales? Quizás deberían pactar también en el gobierno central y así nos quitábamos de líos. En cualquier caso, si un pacto entre PSE y PNV (partido de derechas), parece factible, no veo por qué iba a ser más extraño un pacto PSE-PP.

Ahora bien, hay formas y formas… Las elecciones vascas las ganó el PNV con un 38,56% de los votos. El PSE ha aprovechado el aumento de su electorado (hasta un 30,71%) para intentar hacer amigos en el Parlamento. Pero está claro que el PP, la tercera fuerza política de lejos, con apenas la mitad de votos que el PSE (un 14,09%), no pincha ni corta en esta cuestión, y puede saborear las mieles del poder por una cuestión puramente circunstancial. Vale que no regale sus votos, vale que reclame lo suyo… nada de esto es ilícito, insisto. Pero hacen falta muchos huevos para elegir como Presidenta del Parlamento Vasco a una representante de la derecha más conservadora y recalcitrante de su partido, cercana al Opus Dei y que no habla Euskera. Desde luego, es un gesto que se podrían haber ahorrado, precisamente en una situación delicada, como la actual, donde los gestos lo son todo.

Vuelve el romanticismo

pilila

(Palomitas y Maíz, me encanta su blog)

Mentira cochina

Dice Nietzsche que toda palabra implica una mentira. Que el lenguaje no es posible a no ser que olvidemos las diferencias entre lo que no es igual y desvirtuemos los hechos para encerrarlos en conceptos: abstractos, antropomórficos, artificiales… La postmodernidad ha llegado incluso a negar la existencia de la realidad más allá de sus múltiples interpretaciones, volviendo difuso e indescrifrable el límite entre la verdad y la mentira. La certeza de un hecho no es más que eso, una verdad relativamente interpretada y por lo mismo, incierta.

Sin embargo, opino que esta postura es muy efectista y hasta útil para ligar en los bares, pero no creo que plantee dudas verdaderamente profundas o interesantes: en primer lugar, nadie vive conforme a la idea de que la realidad que percibe no exista más allá de sus sentidos. La hipótesis de un Matrix que nos engaña a todos por igual o parecido (si es que los demás existís, claro), es tan retorcida como innecesaria. Por otra parte, si bien es cierto que toda percepción implica cierta distorsión, también lo es que disponemos de diferentes herramientas y puntos de vista para comparar, contrastar y reconstruir lo percibido, pudiendo llegar a estimar incluso el grado de «distorsión» de nuestras percepciones. La verdad y la realidad existen y existen métodos rigurosos para averiguarlas, si estamos interesados en hacerlo.

Este domingo las calles de Madrid fueron recorridas por 24ooo manifestantes antiabortistas aproximadamente. Como ellos hablan de 500000 (20 veces más) y contar mentiras es pecado, doy por hecho que todos debían ser postmodernistas…

Cálculo simple

Vamos a ejercitar el cerebro con un sano ejercicio de cálculo. Para ello, primero vamos a recopilar los datos necesarios. Una sencilla búsqueda en Google nos reporta lo siguiente:

«Cerca de», «más de»… un estadístico diría que «en promedio» serían 500000 personas. De acuerdo, ya tenemos un dato. Ahora acudimos al Manifestómetro, donde cinco samaritanos sufridores se dedican a patrullar las manifestaciones y recoger datos tan interesantes como el área que abarcan. De esta concretamente, nos indican que ocupaba unos 12400 m2 (ver la foto del satélite en el enlace anterior).

Por lo tanto, tras una sencilla operación que dejaré para la curiosidad del avezado lector, obtenemos que en la manifestación contra la reforma de la ley del aborto había (sin contar árboles, bancos, buzones, farolas, señales, semáforos, pancartas y municipales) un total de… 40,32 personas en cada metro cuadrado.

Ver efecto

En Cuarto Milenio «escuchan» las ondas electromagnéticas

Resulta que nuestro compañero Wis es masoca y el otro día estaba viendo el programa de Íker Jiménez Cuarto Milenio, y atención, amigo-compañero, porque nos trae un documento… por qué no decirlo… espeluznante.

Fijaos bien en el maravilloso gráfico que nos muestran del espectro electromagnético. Al parecer, además del trocito que podemos ver (el espectro visible, la luz), hay un trocito que podemos ¡oír! ¡Y yo sin enterarme! ¡Menudo inútil Marconi! Ya estoy tirando todas las radios y, cuando vaya en el coche, aguzaré el oído a ver si oigo Los 40 principales.

Ver vídeo

BONUS: En el mismo gráfico, y como bien apunta Wis, ponen los ultrasonidos por debajo de los sonidos que supuestamente «escuchamos». Se ve que con el latín tampoco andan finos.

En fin… como dice Íker al final del vídeo: «¡Esto es pura ciencia!», sí, y mis cojones treinta y tres.