Premios 20Blogs 2008

Ayer dieron comienzo las votaciones de los Premio 20blogs del diario 20minutos, en lo que supone su tercera edición. Este post es meramente informativo. No voy a pediros el voto. Simplemente es para avisaros de que ya podéis empezar a votar, pues el plazo acaba muy prontito: el día 2 de noviembre. En una entrada anterior ya comenté que este humilde blog está inscrito en las categorías de Mejor Blog Personal y Mejor Diseño. He colocado un pequeño banner en la barra lateral para que haya un acceso rápido a las votaciones. Cuantos más votéis, mejor. Hay blogs fenomenales, sólo os pido que hagáis justicia. Recordad que para votar es necesario estar registrado en 20minutos.

Publicidad en los blogs. Un mal negocio

Hace unas semanas Iñaki colgó un post defendiendo la publicidad en los blogs. Algo tarde le contesto para arrojar una segunda visión sobre el asunto.

Publicidad en los blogs, ¿qué problema hay?, no daña a nadie, no muerde, no insulta, ¡no huele mal siquiera!… como mucho se podría aducir que es poco estética. Pero desde un punto de vista “moral”, nada se puede reprochar a un blogger que decide colgar publicidad en su bitácora salvo la necedad de ser un muy mal comerciante. Contratar publicidad de Google en un blog de pequeña difusión (como podría ser Enchufa2), no suele reportar grandes beneficios a su autor y a cambio, su nombre y su precioso trabajo se ven asociados a unos contenidos publicitarios sobre los que no tiene ningún control.

En una blogósfera ideal

Quizás suene exagerado o pretencioso, pero pienso que cada blog contiene algo de creación, casi artística, por parte de su autor. El valor de ese “casi” disminuye en función de la inteligencia y el tiempo invertidos por el mismo en confeccionar su blog para que cada parámetro expresivo, desde el diseño del logo, hasta el estilo literario utilizado, se amolde perfectamente a aquello que desea expresar y difundir.

Desde este punto de vista, está muy bien que la publicidad funcione como “mecenas” de la creación de blogs, del mismo modo que patrocina otros eventos culturales ayudando a que su difusión pueda ser gratuita. El consumidor sale ganando, el creador sale ganando, incluso el mecenas se beneficia, ya que su imagen, su “marca”, se asocia a un determinado autor o una determinada obra.

En el mundo real

Sin embargo, éste no es el blog de Angelina Jolie y Brad Pitt (nosotros somos más guapos) y, aunque parezca mentira, las marcas no se pegan por que su discreto logo aparezca en algún rincón perdido de nuestra página, con nuestro consentimiento, claro. Nosotros no “vendemos”, así que nos vendemos y, consentimos que el ya no tan benévolo “mecenas”, introduzca sus zarpas en nuestra obra. No tendría por qué ser horrible. Podríamos dejarle una esquina en algún rincón perdido, sin relevancia visual alguna, para no molestar ni distraer a los lectores que llegan aquí buscando otra cosa. Pero es que si ellos no pican, a nosotros no nos pagan. Así que intentamos que la basura que nos manda Google quede bien visible, cedemos nuestros mejores espacios, sacrificamos incluso la maquetación de la página. Lorenzo de Medici haciendo garabatos en la puta frente de la Mona Lisa a cambio de dinero…

¡Y si por lo menos nos dieran dinero! En mes y pico, no me da ni para irme una noche de cañas. Teniendo en cuenta la cantidad de horas que me he pasado frente al ordenador, puedo asegurar que es el trabajo peor pagado que he tenido jamás. ¡Ni cuando vendía conchas en la plaza del pueblo a 5 pesetas! Está claro que no es la remuneración lo que nos lleva a mantener el blog. Y entonces, si el verdadero fin es expresarnos, comunicarnos, difundir nuestras ideas, ¿por qué estropearlo? ¿Por qué sacrificar parte de nuestro potencial expresivo a cambio de tres perras gordas?

Quizás muchos penséis que no es tan grave, que la cosa pinta peor cuando a la basura de Google la llamo “la basura de Google”. Pero es esto precisamente lo que más me molesta de este tipo de propaganda: que el autor del blog no tiene ningún tipo de control sobre el contenido de los anuncios publicados. No puede elegir si junto a su nombre, en su «obra», aparecen campañas de Amnistía Internacional o si en cambio se divulgan las bondades de los alargamientos de pene, el tarot o los delirios de grupos antiabortistas. Y precisamente por la agudeza asociativa de la “máquina tonta”, sería fácil que junto a un post en contra de las pseudo-ciencias, apareciese el número de un astrólogo.

Qué cabría esperar…

Asumido está que nadie nos va a regalar dinero sólo por mantener un hermoso blog y que las 3 pesetas que caigan siempre vendrán bien. Pero la solución no pasa ni de lejos por publicar anuncios de Google: no se puede controlar su contenido y sólo dan dinero cuando alguien pincha en ellos (aunque el diseño de la página lo estropean todo el tiempo). Sé que se puede escribir a ciertas compañías para ofrecerles un espacio en el blog, pudiendo así controlar qué publicitas y a qué precio (cierta cantidad al mes independientemente de cuántos piquen).

Existen no obstante otros problemas de tipo legal. Como sabéis ciertos contenidos se pueden difundir si no es con fin de lucro. Pues bien, no sé hasta que punto un blog que se ¿enriquece? por medio de la publicidad cumple este requisito. Dudo que nadie nos denuncie por algo así pero… sin publicidad nadie podría siquiera intentarlo.

Por lo demás, ¡no os preocupéis que yo al menos no dejaré de leer Enchufa2!

¿6 megas de verdad?

Recientemente, por un euro más al mes (cómo se hacen los buenos…) Timofónica nos ha duplicado la velocidad de nuestro ADSL de 3 megas (que nunca pasaba de los 2,2 ó 2,3 megas) a 6 megas. Seguro que os acordaréis de aquel anuncio que decía «mujeeeeer, 6 megas de verdaaaaaad». Sí, hombre, aquel anuncio…

Ver vídeo

Y esta tarde he llegado a casa y me he preguntado: «¿pero serán 6 megas de verdad?» Así que he hecho la prueba del algodón. Vale más una imagen que mil palabras:

Sí, como diría un amigo, Y MIS COJONES TREINTA Y TRES.

Solución sencilla y efectiva para evitar el spam en los blogs

El spam es un problema que aqueja a toda Internet, y a los blogs, como parte de ella, también. En esta casa solíamos tener de 50 a 100 comentarios de spam al día, que no son pocos, pero me consta que en otros blogs más populares tienen muchísimos más.

Desconozco qué sistema tiene Blogger para tratar el spam —aparte de los famosos CAPTCHA que cada vez son menos efectivos contra los spammers—. Los usuarios de WordPress tenemos una herramienta muy buena llamada Akismet que captura prácticamente toda la basura entrante, pero como todo, tiene sus desventajas. Entre ellas, está el hecho de que algunos comentarios válidos se cuelan como spam (cada vez menos), y esto implica que los sufridos blogueros tenemos que pasarnos un buen rato ojeando la basura capturada por si acaso. Además, debemos borrar el spam de vez en cuando para que no se amontone, pues supone una carga extra para la base de datos.

En Enchufa2 llevamos bastantes días sin que Akismet registre ni un solo mensaje de spam, y todo gracias a una solución muy sencillita de implementar y a la vez muy efectiva, que encontré en la magnífica página Emezeta blog. Paso a explicar su funcionamiento e implementación.

Los bots que utilizan los spammers son programas bastante tontos. Se dedican a buscar formularios, a rellenarlos enteros y enviarlos. Nótese lo de «rellenarlos enteros», porque ahí radica el quid de la cuestión. ¿Qué ocurriría si pudiéramos poner un campo que el usuario normal no viera? Pues que en los comentarios válidos este campo se quedaría sin tocar, mientras que los comentarios de spam llegarían con ese campo modificado —puesto que no funcionan «de forma visual», sino que son programas que reciben el código de la página, buscan los campos existentes y los rellenan—. ¡Anda! ¡Pero resulta que hacer lo que acabamos de describir es muy sencillo mediante CSS!

Así es. Sólo necesitamos agregar una línea a nuestros formularios:

[code lang=»xml»]<input type="text" id="name" name="name" size="25" value="1" style="display:none" />[/code]

Es un campo de texto normal y corriente, de nombre «name» (para dar el pego), de tamaño 25 (o lo que queráis, da exactamente igual), con un valor predefinido (en este caso «1») y oculto gracias a CSS (atributo style). De esta manera, tenéis definidos de manera unívoca tanto comentarios de spam como válidos. Ahora, sólo resta darles un tratamiento diferente a cada uno de ellos.

La última parte requiere mínimos conocimientos de PHP, pero cuando digo mínimos, son ínfimos. Hay que editar el archivo PHP que se encarga de procesar los comentarios del blog (wp-comments-post.php en WordPress) y añadirle una sencilla condición if. No os asustéis, es tan sencillo como lo que sigue: si el valor del campo predefinido sigue inalterado, procesamos el comentario mediante todo el código del archivo original; si el valor de este campo ha sido alterado, no hacemos nada. En mi caso:

[code lang=»php»]if ($_POST[‘name’] == 1) {
/*Aquí el código de wp-comments-post.php


… */
}
else {
/* No hacer nada */
}[/code]

Así de simple. El else ni siquiera hay que ponerlo. De esta manera, habremos reducido el spam entrante prácticamente a cero (salvo algún trackback con spam, que también los hay).

Típicamente, el sistema que acabo de explicar será suficiente para la mayoría de los blogs. Para los entendidos que quieran un sistema antispam más efectivo (reducir carga del servidor, etc.), tenéis un tutorial más avanzado en la misma web, en el artículo Spam bots en blogs y cómo detenerlos.

Ingredientes para un ‘Efecto Menéame’

Sí, amiguitos, no puedo escribir y fingir que hoy no ha pasado nada…

Por ello, me he decidido a compartir con vosotros las claves del éxito, porque muchos de vosotros también tenéis un blog. Ahí van —desde mi punto de vista— los ingredientes indispensables para triunfar en Menéame:

  • Cinco minutos de tu tiempo, mucho mejor si son tres o incluso dos.
  • Uno o varios temas sensibles y/o sensacionalistas. Ejemplos: «la pela» (el dinero, para los de la LOGSE), religiones, fines del mundo y apocalipsis varios, sexo, etc.
  • Vulgarismos y palabras malsonantes varias.
  • Redacción pésima.
  • Tono agresivo y/o cínico y/o irónico.
  • Un título sensacionalista y/o inverosímil.

¡Listo! Lo agitamos de mala manera y obtenemos como resultado un éxito rotundo en meneame.net (con una probabilidad de 0.999994944561988102, aproximadamente). Conclusión: si apreciáis un poco vuestro blog y queréis que luzca sano y con calidad, evitad los Efectos Menéame y volved con vuestros posts bien trabajados, bien pensados y bien documentados que no tienen éxito en absoluto, vuestros queridos suscriptores os lo agradecerán.

Obviamente, hablo desde mi propia experiencia y estas son mis conclusiones. Si no os gustan, tengo otras.