Es complicado hablar de formas musicales por lo que tienen de ideales: por mucho que teoricemos sobre las normas de la fuga, la práctica sólo nos presenta excepciones. Para empezar el mismo término, «fuga», cobra distintos significados según la época a la que nos refiramos; puede hacer referencia a un proceso compositivo o a una estructura musical; como tal, existen fugas libres o escolásticas e incluso resulta difícil desentrañar qué patrón rige estas últimas. No obstante, en esta entrada, me centraré en la fuga escolástica, como forma consolidada en el siglo XVII y, para ello, recurriré al ancestro sabio de todos los músicos (y, al parecer, el compositor preferido de los lectores de este blog): el Gran Johann Sebastian Bach.
Una fuga es una forma musical polifónica contrapuntística. Esto es: como la mayor parte de la música occidental, consta de varios sonidos simultáneos, pero además estos se organizan en voces melódicas independientes. No es una cuestión trivial: en otro tipo de polifonía existe una voz principal a la cual se supeditan todas las demás. El centro de atención está totalmente centrado y mientras una voz «canta», las demás la miran, la agasajan, le facilitan el camino, pero no tienen sentido por sí mismas. En contrapunto, cualquier voz tiene interés y autonomía, aunque ocasionalmente la atención se centre en una u otra. Precisamente por eso resulta tan difícil memorizar e interpretar una fuga de Bach: cada pieza no es sólo una pieza, con un solo hilo conductor. Cada pieza es un bosque, con sus distintas ramas y organismos siguiendo sus propios caminos y, al mismo tiempo, construyendo y reinventado el conjunto.
Está claro, sin embargo, que sí tiene que existir un hilo conductor: un bosque no es caótico, por múltiple y orgánico que resulte. Si no, la palabra bosque carecería de significado, sería irreconocible. Del mismo modo, cada fuga adquiere una identidad gracias al material musical sobre el que se construye y la forma en que está organizado. Un análisis nos ayudará a aclararlo.
1. Exposición
- El sujeto: Lo más característico de una fuga es su sujeto. Es el tema sobre el que gira toda la pieza. De hecho, toda fuga comienza con la presentación sucesiva de cada una de las voces entonando el sujeto, en lo que se conoce como exposición. En este caso podéis escuchar (y ver, gracias a las fantásticas animaciones de smalin) que el dibujo que aparece en solitario al principio, entre 0’04» y 0’18», vuelve a sonar, sumándose a la composición, a partir de 0’19» (verde caqui), 00’39» (rojo) y 00’54» (doblado a la octava en morado y granate), una aparición por cada una de las 4 voces de esta fuga.
- El contrasujeto: El contrasujeto es el tema que, en algunas fugas, suena a la vez que el sujeto y lo complementa. En este caso, se puede escuchar por primera vez, presentado en la voz superior entre 0’19» y 0’33». En lo sucesivo, sonará invariablemente con cada aparición del sujeto.
2. Sección media
- Los divertimentos: A partir de 1’08» pasamos a la sección media de la fuga. En ella, el sujeto va alternándose con pasajes libres, de poca importancia melódica en general, llamados divertimentos o episodios. Tenéis un par de ejemplos entre 1’08» y 1’17» o entre 1’35» y 1’42».
- Falsas entradas: En esta sección, el sujeto va cambiando de tonalidad y variando más sus presentaciones. En ocasiones puede no aparecer entero, o simular entradas que no llegan a producirse, como en el bajo en 2’31».
- Estrecho: Las últimas entradas del sujeto pueden aparecer en estrecho, esto es, empezar a sonar antes de que la anterior presentación haya finalizado, produciendo así una sensación de precipitación y tensión hacia el final, aunque en esta fuga no se da el caso.
3. Final
Al final de la fuga el sujeto vuelve a aparecer en la tonalidad principal (3’17»). Frente a la digresión de la sección media, el final supone una afirmación de lo dicho en un principio. Esta aparición del sujeto suele ser, por tanto, contundente, rotunda, muy notable (de hecho, en este caso, el intérprete hace un pequeño rallentando para aumentar la tensión antes de su llegada). Desde mi punto de vista tiene algo de eufórico: después de todas las dudas, las disputas, los caminos contrapuestos, hay un solo conjunto, una construcción común, un eje que las guía y las unifica.
- Coda: Todo el material que aparece tras esta aparición del sujeto se considera como coda, y, en este caso, sólo dura medio compás (3’30»). Sirve para cerrar definitivamente la fuga y, generalmente, se ralentiza el ritmo.
Actualización (04/12/16):
Aquí podéis ver una pequeña animación que realicé hace tiempo para visualizar la fuga en sol menor del segundo tomo del Clave Bien Temperado, finalista en el concurso de animación MuVi (Visual Music).