Leo en Strambotic un interesante artículo titulado ¡No aplaudas todavía! La evolución de la ovación en la música clásica en el que se comenta una conferencia del crítico musical Alex Ross en la Royal Philharmonic Society. Según Ross:
XVIII: «Los oyentes del siglo XVIII se arrancaban a aplaudir mientras sonaba la música, igual que sucede actualmente en los clubs de jazz».
XIX: «La práctica de aplaudir en cualquier momento parece haber muerto en el transcurso del siglo XIX, aunque el público seguía aplaudiendo al final de cada movimiento de una pieza larga».
XX: «Al principio del siglo XX, cundió la idea de que uno debía permanecer en absoluto silencio durante una pieza con varios movimientos».
Actualmente se sigue esta norma última, y todavía existe un sector del público que acude a los conciertos que no sabe cuándo aplaudir; a veces hay quien se confunde y rompe la atmósfera, y ciertamente esto sienta muy mal entre el resto del público (donde me incluyo), que lo reprende severamente. Esto podría interpretarse como «una suerte de mandato divino cincelado en piedra», como lo define el autor del artículo, pero yo no lo veo así.
En mi opinión, el aplauso nunca ha dejado de ser una manifestación espontánea de aprobación. La música, como todas las artes, ha sufrido una evolución y el aplauso se ha ido amoldando a las necesidades que va demandando dicha evolución a lo largo del tiempo.
Me explico. En los comienzos del Clasicismo (por simplificar y no remontarnos más atrás), las sonatas —por poner un ejemplo— eran monotemáticas, de un solo movimiento, por lo que está claro que al final del movimiento surge el aplauso. Es probable que hubiera aplausos intermedios dado que dichas obras solían contar con cadencias donde el instrumentista improvisaba. Más tarde, las obras van ampliando el número de movimientos. Comienzan a surgir, por ejemplo, sonatas de tres o cuatro movimientos, como las de Mozart. Pero en estas obras todavía hay poca cohesión entre movimiento y movimiento; es decir, podría interpretarse cada movimiento por separado sin ningún problema. Tiene sentido, por tanto, aplaudir tras cada movimiento.
Con la llegada del Romanticismo y hasta nuestros días, se tiende a dotar de mayor coherencia al conjunto de movimientos entre sí, a crear un TODO. Y por supuesto que hay excepciones; criticadas, por cierto: por ejemplo, véase la Sonata nº2 de Chopin (que contiene, como tercer movimiento, la famosa Marcha Fúnebre). Esta sonata fue muy criticada en su día porque es una mezcolanza de 4 movimientos con poca o ninguna relación entre ellos.
Así pues, los movimientos ya no tienen sentido por separado. No puede interpretarse un solo movimiento de la Patética de Tchaikovsky, por ejemplo, porque dicha obra es un todo que hace un gran arco: hay una gran subida desde la desesperación del primer movimiento hasta el optimismo del tercero y una gran caída en el cuarto hasta la muerte. El aplauso único final surge como necesidad de la obra, igual que no apreciamos un cuadro mirando sólo una cuarta parte del mismo.
Ahora bien, podríamos plantearnos: entonces, ¿aplaudimos de diferente manera dependiendo del periodo al que pertenezca la obra que estamos escuchando? Mi opinión es que no, aunque puede defenderse la contraria perfectamente. De la misma manera, existen músicos con la opinión de que la música debe interpretarse con los instrumentos y las reglas estilísticas de su época. Yo también estoy en contra de dicha opinión. Los instrumentos han evolucionado, la música ha evolucionado, los instrumentistas han cambiado, y todos estos cambios, creo, han sido a mejor. Por tanto, ¿por qué no interpretar una obra de Bach tal y como la entendemos hoy en día, por qué no concebir las obras de cualquier periodo como un todo y aplaudir al final?
No veo una «trayectoria declinante» del aplauso. Simplemente responde a las necesidades de la música.
Estoy totalmente de acuerdo con tus observaciones sobre el aplauso. Las comparto y las aplaudo (irónicamente). Pero cuando he leido la parte sobre no interpretar la música con instrumentos y reglas estilísticas de su época, me han dado los siete males.
Si admiramos, por ejemplo, la habilidad de Mozart orquestando su Réquiem, pero luego lo interpretamos con dos clarinetes modernos en vez de dos cornos di bassetto (que se parecen bien poquito), estamos siendo muy poco consistentes. Si los compositores geniales lo son por detalles sutiles, ingnorar estos detalles hace que se pierda la genialidad.
Pero vamos, es solo la humilde opinión de un coreuta.
En el Auditorio de Tenerife es desesperante. Como la mitad del público pertenecen a la pequeña «corte» de los políticos locales y no entienden un pimiento, arrancan a aplaudir como si de un recital folclórico se tratara. ¡Incluso en el ballet! A tanto llega mi desesperación que he dejado de asistir.
No puedo estar más en desacuerdo con lo que dices de la Patética: lo que le sale a uno espontáneamente es aplaudir al final del tercer movimiento. Además, el cuarto te deja tan hecho polvo que no tienes ganas ni de aplaudir, ni de na.
@Aloisius: Pues yo sí pienso como Iñaki. En concreto por el temita de Bach: desde el punto de vista de los puristas historicistas, tocarlo al piano es una aberración. Sin embargo, yo pienso que la música, al margen de cómo y para qué fue compuesta implica cierta interpretación, o varias posibles interpretaciones. Esto es: independientemente de que Beethoven no hubiese indicado el tempo en sus partituras, es aberrante tocar Claro de Luna prestissimo, o el primer movimiento de la Sonata No.1 Adagio. La propia música «pide» cómo ser interpretada, al margen de la voluntad de su autor. Por eso, Bach, para los oídos contemporáneos, en un contexto contemporáneo, con un piano contemporáneo, puede funcionar perfectamente. Su música no se contradice con esa posible forma de plasmarla.
Lo de Mozart no lo tengo tan claro, porque no he escuchado ambas interpretaciones (con clarinetes o con cornos)… pero la respuesta estaría en el sonido, no en la divina intención de Mozart, que, quizás, de haberlo conocido, habría usado un clarinete contemporáneo en sus composiciones (nunca lo sabremos).
Pero vamos, supongo que son dos humildes opiniones de un clarinetista y un pianista ;). Yo, al menos, no quiero renunciar a todo lo escrito antes del siglo XVIII (o incluso al siglo XX, porque los pianos han cambiado MUCHO desde entonces).
@Almudena: Si Bach en un piano puede sonar bien, igual que puede sonar bien tocado en un sintetizador, en un acordeón, o por un grupo de flautas de pico. Pero creo que cualquiera de esas opciones (incluida el piano) va más allá de la interpretación, y se acerca más a ser un arreglo o una visión diferente de una pieza. Un concierto para oboe puede sonar bien tocado en una flauta, pero olvidarse de que el compositor lo escribió para un oboe me parece un error. Ahora, si uno es bien consciente de este cambio y no pretende engañar al público diciendo que así era la obra original, yo soy muy partidario de los experimentos.
@Aloisius: De hecho, hay conciertos de Mozart para flauta que se tocan con oboe y viceversa.
Con respecto a tu primer comentario, el ejemplo que has puesto no me parece acertado: el clarinete en La no baja hasta la tesitura que lo hace el corno di bassetto. Así que estás modificando la altura de los sonidos, que es muy diferente. Pero obviamente, utilizarás un corno di bassetto actual, no los que existían cuando Mozart jugaba a las canicas.
Y ya que hablamos de Mozart, ¿qué hay de la gilipollez de los trinos (de empezarlos por arriba o por la nota real)? Hay verdaderos maniáticos de este tema. ¿Qué pasa, que si los empiezo por la nota real la obra pierde el sentido? ¿Se convierte en una mala interpretación automáticamente? Hay quien opina que sí; a mí me parece anecdótico (lo del trino) y una barbaridad (la opinión de esas personas).
@jesús: En ningún momento he dicho que no apetezca aplaudir al final del tercer movimiento. También los del Madrid se habrían puesto a celebrar la consecución de la Liga cuando empataron a puntos con el Barcelona, pero no es plan… ;-)
@ricardo: El tema de los políticos me resulta tristemente familiar…
@Iñaki: El problema es que el corno di bassetto actual se parece al que usó Mozart en muy poquito, igual que una trompeta actual a una barroca, son instrumentos diferentes, no es una evolución, es un funcionamiento diferente, y un sonido diferente. Es otro instrumento.
La gilipollez de los trinos es, efectivamente, una gilipollez, un detalle. Para mi, sí, es preferible hacerlos dentro del estilo (lo cual no significa necesariamente siempre desde arriba), pero el no hacerlo es un detalle, mucho menos importante que el estilo general de la interpretación. Como con todo, llevarlo al extremismo no es bueno.
Ah, y lo de los conciertos de oboe tocados con flauta ya lo sabía, y es que me repatea (como ex-oboista que soy).
@Aloisius: Hombre, no jodas… Claro que es una evolución. Se ha ido mejorando, añadiendo más llaves, modificando el tubo… mejorando, en una palabra. Me río yo del clarinete que usaría en su día Heinrich Baermann, que es lo que conoció Weber al componer sus conciertos para clarinete. ¿Quiere decir que me tengo que construir uno de época para tocarlos? Ni de coña, que tonto no soy, y masoca menos. XD
@jesús: Eso era, precisamente, lo que se proponía Tchaikovsky: http://www.enchufa2.es/archives/aplausos.html
@Iñaki: Pero mejorando en qué? Vale, tiene más sonido, hay que soplar más fuerte, tiene más llaves para tocar notas que antes estaban fuera del registro, y varios cambios más. Son mejoras si tu objetivo es tocar más fuerte, pero si sustituyes un clarinete de época por uno actual, cambia todo el equilibrio, y así han ido creciendo las secciones de cuerda de las orquestas (porque los violines no han cambiado casi nada). Mozart podía tener seis violines para dos clarinetes, y sin problema. Ahora, en una orquesta normal, tienes 20 violines (o más) para dos clarinetes. Dirás «bueno, pues más volumen en total, queda todo equilibrado otra vez». Pero es que hay una cosa que no ha cambiado, y es la voz humana. Y lo que pasa hoy en dia es que cuando se toca cualquier pieza de antes de 1800 con instrumentos actuales y solistas vocales, las voces tienen que berrear usando técnicas del SXIX, para poder ser oidas por encima del brutal volumen de una orquesta. El resultado es Händel cantado como si fuera Wagner, con lo que las coloraturas y toda la delicadeza que metió Händel en una pieza como esta suenan así.
Sobre si es una evolución o no, me refería en ese punto a la trompeta, en la que ha cambiado el concepto, con llaves que cambian la logitud del tubo. Sí, le da más versatilidad, pero es otro instrumento, hasta el punto que le das una trompeta barroca a un trompetista actual y no es capaz de tocarla.
Siento haber llevado la conversación hasta un punto tan offtopic con respecto al tema original del artículo, pero es que me apasiona el tema este.
@Aloisius: Tiene más sonido no: tiene un sonido más bonito. Fíjate lo que estás diciendo precisamente del instrumento que más piano puede tocar de toda la orquesta sin ninguna dificultad… ;-)
¡Tocayo! Tú que parece que sabes de esto: te invito/incito a tratar el asunto de las toses en los conciertos. ¿Por qué sucede esa súbita epidemia de tuberculosis en cuanto suenan los claros clarines?
Un abrazo,
Iñaki
@Iñaki: Mmmh, te tomo la palabra. Para este fin de semana, a ver si hago una entrada al respecto, porque hay mucho que decir sobre ello.
Hmmm… después del debate de flautas y oboes ya no sé si meter baza… :)
Bueno, lo que quería decir es que hay mucha gente que aplaude cuando no «debe» en todo tipo de espectáculos —seguro que yo lo hago en alguno, fijo—. Pero en vez de enfadarnos con ellos mejor será educarlos. Con entradas como esta, por ejemplo.
[…] This post was mentioned on Twitter by Aloisius Aloisius. Aloisius Aloisius said: A veces me pongo verdaderamente pesado. Como en los comentarios de este artículo: http://bit.ly/9yOTsv No me lo tengais en cuenta. […]
No creo que los instrumentos clásicos hayan cambiado solo para mejorar: han cambiado para adecuarse a espacios públicos más grandes que requerian más volumen de sonido, en una época en la que no había amplificación.
Caundo se pasó de tocar en el salón del aristócrata a tocar en un teatro para mil personas (cambio que fue una bendición para los músicos, desde luego) hubo un aliciente para aumentar el volumen y la brillantez del instrumento. Pero también se perdieron cosas.
Por ejemplo, los instrumentos de cuerda con cuerdas de tripa a la antigua, según me han explicado instrumentistas profesionales, dan un montón de problemas (afinación y volumen) pero tienen un timbre precioso que no tienen las cuerdas modernas metálicas (de lo que doy fe de primera mano), y mucho más adecuado para obras barrocas.
Tampoco el cambio de afinación a mucho más aguda (un semitono más menos) tiene justificación técnica en ninguna mejora, sino un cambio de gustos en el siglo XIX hacia lo vistoso y brillante. Y eso también es tocar diferente de lo que escribieron los compositores.
Yo estoy con Iñaki: los instrumentos han evolucionado, y generalmente a mejor. Quizá en algún caso se haya perdido parte de la peculiaridad del instrumento original (como con las cuerdas de tripa), pero a cambio de una mayor comodidad (la afinación de las cuerdas de tripa es un infierno, en efecto) y una mayor versatilidad (que se lo digan a los metales, que al menos ahora pueden tocar cualquier nota :D).
Una cosa es tocar con instrumentos originales como curiosidad, pero esa obsesión que tienen algunos no la entiendo. Todavía se puede discutir si es o no conveniente usar instrumentos distintos (como el ejemplo del corno di bassetto y el clarinete, o el piano y el clave), pero no lo veo tanto cuando es el mismo instrumento evolucionado (arggg, cada vez que oigo una grabación de Mozart o Beethoven al pianoforte, ¡si suenan fatal!)
@Aloisius: Saliéndome del tema, tu ejemplo del primer comentario me ha hecho gracia, porque precisamente el Requiem de Mozart no fue orquestado por Mozart (salvo el Introitus). Así que no sé si a los dos o tres que lo orquestaron después de su muerte les importaría mucho que se sustituyera el corno di bassetto por el clarinete :D
Y en cualquier, ¿cómo podemos saber si a Mozart no le parecería maravilloso el sonido del clarinete comparado con el del corno di bassetto? Una cosa es que un compositor quiera un instrumento específico por su sonoridad y otra es que escoja un instrumento porque es el más habitual en su época. A veces las cosas son más simples de lo que las queremos hacer.