¿Qué es lo peor que puede ocurrir si utilizas mal una olla a presión? —se pregunta un lector de What if?, la última creación del autor del cómic xkcd—, a lo que Randall responde así:
¿Lo peor?
Las ollas a presión son peligrosas.
Pueden estallar, en algún sentido, pero no tan violentamente como temerías (o esperarías). La presión en el interior de una olla doméstica no va más allá de las dos atmósferas —aproximadamente la presión en el interior de una botella de soda—. Estos niveles pueden resultar peligrosos, pero generalmente no son suficientemente altos como para provocar una ruptura violenta del metal.
Entonces, ¿qué hace peligrosa a una olla a presión?
Pues, básicamente, el desparrame de líquido hirviendo en todas las direcciones. Y estando de acuerdo en este punto —y en que, evidentemente, las presiones alcanzadas no revientan el metal—, no me queda del todo claro que una olla a presión no pueda estallar (en el sentido más llano de la palabra) de manera bastante violenta y peligrosa. Por eso he hecho unas cuentas rápidas.
Supongamos una tapa esférica en el vacío… no, esto era otro problema. Pongamos más bien el nada descabellado supuesto de que cerramos mal la tapa de la olla a presión de forma que aguanta la presión de mala manera, pero alcanzado un nivel, se suelta definitivamente. Digamos que este valor con el que finalmente estalla es de 1,5 atmósferas. Consideremos también (ahora sí) una tapa perfectamente plana, circular, indeformable, de 15 cm de radio y 1 kg de masa (pero no en el vacío).
La fuerza que le proporciona el impulso a la tapa en el momento del estallido es igual a la presión resultante (hacia arriba, igual a la interior menos la atmosférica) por su superficie menos el peso, testimonial frente a la otra fuerza.
Para hacer las cosas muy simples, y siendo bastante conservadores, supondremos que esta fuerza actúa durante 2 milisegundos. El impulso que sufre la tapa (la fuerza por el tiempo que actúa) le confiere una velocidad (), así que una multiplicación nos da una velocidad inicial de unos 7 m/s (unos 25 km/h). O, lo que es lo mismo, significa que, en su vuelo, alcanzaría una altura de unos 2,5 metros (si no se lleva nada por delante como el extractor o nuestra cabeza…).
No sé cómo de acertados son mis supuestos, pero desde luego el resultado casa con el único dato experimental que poseo. Conclusión: efectivamente, las ollas a presión pueden resultar bastante peligrosas si se utilizan con poco cuidado.
Alguna vez, puede incluso matar, como le sucedió a esta gijonesa de 36 años:
http://www.lne.es/gijon/2012/08/16/profesora-embarazada-5-meses-muere-estallarle-olla-presion/1284841.html
Vaya tela… Intuyo que en el caso de la noticia sí cerraría bien la tapa, pero el agujero de escape de vapor estaría totalmente obstruido. Esto generaría presiones de decenas o cientos de atmósferas, por lo que el cierre acabaría cediendo. Y claro, la velocidad a la que sale la tapa es proporcional a la presión, así que no quiero ni imaginármelo…
Pues mira, hoy otro accidente con olla exprés en el País Vasco, 5 heridos, aunque no parece que haya sido una explosión como dice el titular, sino que la han querido abrir antes de tiempo y se han quemado.
Vaya, antes me he dejado el enlace, por favor borra el comentario anterior:
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/04/17/paisvasco/1366190707_343012.html
[…] Cierra bien la olla o… que no te pille cerca […]
Aunque el mayor peligro de una olla a presión seguirá siendo que le metan una bomba dentro o_O