La evidencia científica sobre la relación entre móviles y cáncer

El programa Escépticos de ETB, dirigido por Jose A. Pérez (Mi Mesa Cojea) y presentado por Luis Alfonso Gámez (Magonia), emitió un capítulo dedicado a los supuestos efectos nocivos que muchos achacan a las ondas de la telefonía móvil: ¿Las ondas del mal? [disponible online]. El único fallo de este programa de Escépticos, a mi modo de ver, está en que no se contrastan las desafortunadas declaraciones de Antón Erkoreka, doctor en medicina y profesor de la Universidad del País Vasco, con los análisis de otros investigadores acerca de la evidencia científica de la que disponemos hoy en día. Como veremos, de dichas declaraciones solo pueden desprenderse dos conclusiones: o bien el señor Erkoreka no tiene ni idea de lo que está hablando o bien miente como un bellaco. A continuación, expondré las pruebas que me llevan irrevocablemente a ese dilema, y para ello repasaré sus afirmaciones más importantes.

De entrada, Erkoreka afirma que «ningún estudio científico hasta ahora nos garantiza la ausencia de riesgo para la salud de las radiaciones electromagnéticas». Y yo añado: ni lo garantiza ni lo garantizará. Esto es una obviedad. Por aquí estamos cansados de repetir que no se puede demostrar que algo no existe. Sin embargo, es pertinente realizar estudios —como ya se está haciendo— para buscar un posible problema y, en caso de no hallarlo y si los estudios han sido concienzudos, bien diseñados y bien realizados, estar bastante seguros de que no existe dicho problema. Por tanto, no podemos entender «garantía de seguridad» como «demostración», sino más bien «probabilidad alta de estar seguros», y esta garantía ya la tenemos dada la evidencia científica de la que disponemos.

Seguidamente, Erkoreka pasa a hablar del «mejor estudio hasta la fecha» porque está realizado en 13 países e implica a una docena de miles de personas (y eso es cierto, pero que sea «el mejor estudio hasta la fecha» no implica que contenga numerosas fuentes de sesgos y errores que los propios autores reconocen). Se refiere, por supuesto, al estudio INTERPHONE —realizado por la International Agency for Research on Cancer (IARC), dependiente de la OMS—, un estudio caso-control que busca una posible relación entre el tiempo de uso del móvil y cuatro tipos de cáncer en la cabeza. Erkoreka afirma que las conclusiones de este estudio son que «el uso intensivo y prolongado de más de 10 años de los móviles aumenta la incidencia de estos cuatro tipos de tumores cerebrales». Y es aquí donde se retrata.

El enorme tamaño del estudio INTERPHONE hace que el tratamiento y análisis del gran volumen de datos recogido sea largo. Por tanto, los resultados van saliendo poco a poco. En concreto, en la fecha en la que se realizó la entrevista (abril o mayo, según el director del programa), únicamente se habían hecho públicos los resultados para dos tipos de tumores (glioma y meningioma). Para el tercer tipo de cáncer salió en agosto y, a fecha de hoy, el cuarto todavía está pendiente. Por tanto, ¿cómo pudo afirmar que aumenta la incidencia en los cuatro tipos de tumores si solo podía conocer los resultados de dos de ellos?

¿Engaño premeditado o desconocimiento? La cuestión no se aclara cuando nos fijamos en el paper que sostiene ante la cámara:

Ese paper no contiene resultado alguno. Ese paper describe el diseño y la metodología del estudio. Así que de nuevo nos preguntamos de dónde saca semejantes conclusiones. La respuesta está en el paper que recoge los resultados para los casos del glioma y el meningioma:

Overall, no increase in risk of glioma or meningioma was observed with use of mobile phones. There were suggestions of an increased risk of glioma at the highest exposure levels, but biases and error prevent a causal interpretation. The possible effects of long-term heavy use of mobile phones require further investigation

En general, no se ha observado un incremento del riesgo de glioma o meningioma con el uso de teléfonos móviles. Hubo sugerencias de un incremento del riesgo de glioma en los niveles de exposición más altos, pero los sesgos y los errores previenen de una interpretación causal. Los posibles efectos a largo plazo del uso intensivo de móviles requieren mayor investigación.

No tienen nada que ver las conclusiones del estudio INTERPHONE referentes al glioma y el meningioma (en el tercer tipo de tumor, cuyo estudio apareció en agosto, tampoco se ha encontrado un aumento del riesgo, por cierto) con las afirmaciones de Erkoreka.

No obstante, esa «sugerencia de un incremento del riesgo de glioma» suele traerse a colación para relacionar móviles y cáncer, pero lo que no se comenta, en cambio, es que no solo no existe una indispensable relación dosis-respuesta (a mayor exposición, mayores efectos si los hay), no solo muchos grupos con distintas horas de uso de móvil mostraron una especie de «efecto protector» con significancia estadística para ambos tipos de tumores, no solo el grupo con mayor uso de móvil (y únicamente en el caso del glioma) fue el único que mostró «efecto perjudicial» con significancia estadística, sino que además el «efecto protector» con más relevancia estadística se dio justamente en el grupo anterior con respecto al tiempo de uso del móvil (algo así como decir que si usas el móvil mucho, mucho, es muy bueno para ti, pero si lo usas mucho, mucho, mucho, entonces es malo).

Estos son los verdaderos resultados de un estudio, el INTERPHONE, que Erkoreka describe como «contundente, claro y de los más fiables». Y por si fuera poco, ayer Público Ciencias se hacía eco de un estudio danés publicado en el British Medical Journal [enlace al BMJ] que ha hecho un seguimiento de nada más y nada menos que 350000 personas entre los años 1990 y 2007. ¿Las conclusiones? Contundentes, del mismo modo: los teléfonos móviles no aumentan el riesgo de cáncer.

Los móviles matan… cuando llega la factura

Para los que no pudisteis asistir al evento Amazings Bilbao 2011 del pasado fin de semana ni tampoco conseguisteis verlo por streaming vía eitb.com, aquí está el vídeo de la charla que dimos Julián y yo sobre móviles y salud. Tiene los ingredientes de una buena presentación: chistes sobre gallegos y bilbaínos, gatitos… Solo faltan tetas y explosiones, pero de eso ya se encargó Sergio L. Palacios.

(Más charlas amazings en el canal de vturiserra)

Actualización: ya están colgadas las charlas en la web de eitb.tv.

Ver vídeo

Los peligros ocultos de cocinar en microondas

Desde hace ya bastante tiempo, anda circulando por Internet un texto bastante extenso y pretendidamente científico (con numerosas citas a supuestos estudios) titulado de la misma forma que el presente artículo: Los peligros ocultos de cocinar en microondas. Con una simple búsqueda, pueden encontrar innumerables copias, tanto del artículo original en inglés como de su traducción (bastante cochambrosa, por cierto) al castellano (aquí hay una, por ejemplo).

Pues bien, en el fantástico blog El Tamiz, su autor, Pedro, ha realizado una perfecta disección [¡peligro!, ¡artículo largo!, ¡leer cansa!] de indispensable lectura de este texto —Pedro es más correcto en las formas, pero yo no lo voy a ser— falso, falaz, magufo y tendencioso, lleno de invenciones y citas a artículos inexistentes o de nula calidad científica. La conclusión es clara, y un lector mínimamente avispado la intuiría tras leer las dos primeras frases del artículo original:

Mi conclusión, por lo tanto, es que el artículo no tiene la menor base científica creíble y que contiene las suficientes incorrecciones o manipulaciones para que, además, desconfíe de cualquier otro texto escrito por los mismos autores si me lo encuentro en el futuro. Tiene varias características de texto pseudocientífico y así lo calificaría yo.