Primera imagen de una molécula de pentaceno

Leo en EL PAÍS que científicos del laboratorio de IBM en Zúrich han conseguido, por primera vez, una imagen de una molécula de pentaceno, de 1,4 nanómetros de longitud, a través de un microscopio de fuerza atómica (o AFM, Atomic Force Microscope). Desconozco el alcance de este logro: al parecer, tiene una gran relevancia de cara al desarrollo de la nanotecnología. Pero a mí, lo que verdaderamente me llama la atención es lo mucho que se parece la molécula a cómo lo habíamos imaginado.

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Estructura interna de una molécula de pentaceno (C22H14). Abajo, modelo de la misma (los átomos grises son de carbono y los blancos de hidrógeno).

A ciertas escalas, la ciencia no deja de tener cierto carácter fantástico: debemos imaginar que los átomos están ahí y son de tal manera, aunque no podamos verlos, tocarlos u oírlos. Por eso, resulta tan impactante poder VER lo que hasta ahora no era más que una narración teórica, el gráfico del libro de química del colegio, y comprobar así que la teoría, de hecho, funciona.

Más impactante es aún el funcionamiento del AFM. Este artilugio consta de una varilla microscópica acabada en una finísima punta. Esta sirve para recorrer la muestra, explorando su topografía (algo así como la punta de un gramófono). Mediante un láser y un fotodetector se mide hasta la más mínima variación de la varilla y así se obtiene la imagen. Lo más impresionante es que, evidentemente, para medir una muestra del tamaño de una molécula, la punta de la varilla, tiene que ser menor que dicha muestra y poder acercarse lo suficiente (menos de 1 nm), sin reaccionar con ella. Los científicos de Zúrich probaron con distintos materiales (la mayoría de los cuales se pegaban a la muestra), hasta concluir que aquello que les daba mejor resolución y contraste, era una punta acabada en una molécula de monóxido de carbono. Cuando esta punta se aproxima a los átomos que forman el pentaceno o sus enlaces, experimenta una fuerza de repulsión, sin que llegue a haber contacto físico entre ambas (de hecho, el microscopio se denomina también NC-AFM, Noncontact-AFM). Esto se debe al principio de exclusión de Pauli, según el cual, las moléculas no pueden aproximarse arbitrariamente entre sí, porque sus respectivos electrones no pueden entrar en el mismo estado.

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WPA tocado por segunda vez

Diversas fuentes afirman que «Toshihiro Ohigashi de la Universidad de Hiroshima y Masakatu Morii de la Universidad de Kobe han llevado a la práctica la demostración teórica  de la vulnerabilidad de WPA/TKIP que el año pasado se desveló en la conferencia PacSec», además de que, mediante este ataque, son capaces de «recuperar la clave WPA en cuestión de minutos». Pero que no cunda el pánico, todavía…

Ya hablábamos hace casi un año del ataque propuesto por Erik Tews y Martin Beck, que, por cierto, no tenía nada de teórico. Dicho ataque —que fue incluso implementado en una herramienta de la suite Aircrack-ng llamada tkiptun—, recordemos, era capaz de interceptar el tráfico dirigido al cliente y hallar mediante ChopChop unos cuantos bytes de keystream que permiten mandar paquetes encriptados falsos al cliente sin hallar la clave de encriptación. Recientemente, el método fue investigado y mejorado por la Norwegian University of Science and Technology para que produjese un keystream 10 veces mayor, lo que implica la capacidad de inyectar paquetes de mayor tamaño.

Ahora, los investigadores japoneses citados al comienzo, efectivamente han introducido nuevas mejoras al ataque que amplian su espectro de aplicación, pero en esencia sigue siendo lo mismo y sigue teniendo el mismo calado. La mejora principal radica en que este nuevo ataque no tiene la limitación del anterior, el cual sólo funcionaba sobre protocolos WPA con características de calidad de servicio habilitadas (IEEE802.11e QoS). Mediante la aplicación del ataque MITM, han conseguido eliminar esta restricción, convirtiéndose en una posible víctima cualquier implementación de WPA. La segunda mejora es el tiempo de ejecución. El ataque de Tews y Beck se completaba en unos 12-15 minutos, mientras que el nuevo, teniendo esta cota como máxima, consigue rebajar el tiempo hasta 1 minuto en el mejor de los casos.

Cierto es que WPA sufre un nuevo golpe y que esta capacidad para inyectar paquetes, utilizada por expertos, puede ser usada para realizar múltiples fechorías (léase la tesis de la universidad noruega enlazada anteriormente), pero es falso que se consiga la clave WPA. Sigue siendo un sistema robusto en este sentido y el único ataque posible para averiguar la clave sigue siendo por fuerza bruta.

Ohigashi y Morii realizarán una demostración de todo esto en la PacSec Conference de este año. Estaremos atentos.

Heaviside, una vida dedicada a un solo libro

Algunos se refieren a él como matemático, otros como físico, y otros como físico y matemático. Sin duda, el inglés Oliver Heaviside (1850-1925) fue un genio de ambas materias, pero no encajaba en ninguna de ellas. De hecho, los físicos y matemáticos de la época lo tenían en muy poca o ninguna consideración. Si hay un rasgo fundamental que lo define, es la aplicación de poderosos métodos matemáticos para la resolución de problemas prácticos; y esta definición concuerda perfectamente con lo que hoy entendemos por «ingeniero». Muchos olvidan que Heaviside, junto con Hertz, se convirtió en el padre de la Ingeniería de Telecomunicación actual gracias a sus múltiples logros —nunca debidamente reconocidos— en el ámbito del electromagnetismo.

En los libros de texto de ciencia, como en todos los libros, se cometen errores. Lo triste del asunto es que los errores más comunes de este tipo de textos se encuentran en las notas históricas. Hay muy pocos libros que sean justos con la historia. Y, en concreto, Oliver Heaviside es uno de esos personajes peor tratados por el recuerdo. Por ello, en las presentes líneas, pretendo hacer un repaso de sus trabajos y ponerlos en el lugar que les corresponde. Como aperitivo, para abrir boca, fusilo un fragmento de un excelente artículo sobre Heaviside:

La mayoría de los alumnos de ingeniería de telecomunicaciones ignoran a uno de sus padres. H. Unz en Oliver Heaviside (185O-1925), IEEE Transactions on Education, 6: 30-33, 1963 , recomendaba que (1) se debería recordar a todos los alumnos que el cálculo vectorial es obra de Gibbs y Heaviside, (2) el vector de Poynting debería llamarse vector de Poynting-Heaviside, (3) las ecuaciones de Maxwell no relativistas para cargas en movimiento deberían llamarse ecuaciones de Maxwell-Heaviside, (4) la ecuación de la línea de transmisión o del telegrafista debería llamarse ecuación de Heaviside, (5) la transformada de Laplace debería llamarse transformada de Laplace-Heaviside, y (6) que el sistema internacional de unidades debería llamarse sistema de unidades de Heaviside.

180px-Oliver_Heaviside2Heaviside fue el cuarto hijo de una familia escasa de dinero. Se convirtió en un niño huraño y retraído quizás porque su sordera (debida a la escarlatina) dificultó su relación con los otros niños. Gracias a un legado económico, pudo ser escolarizado entre 1863 y 1865, destacando como un buen estudiante. A partir de ahí se convirtió en voraz autodidacta que frecuentaba las bibliotecas. Entre 1867 y 1874 trabajó como telegrafista gracias a su tío Charles Wheatstone, coinventor de un sistema de telégrafo. Tuvo la suerte de pasar algunos de esos años en los barcos que mantenían el cable submarino tendido entre Newcastle y Dinamarca, experimentando y analizando todos los nuevos fenómenos que a menudo se presentaban. Mientras tanto, Heaviside seguía estudiando física por su cuenta. En 1870 descubrió un método para comparar fuerzas electromotrices, y en 1873 publicó una optimización del puente de Wheatstone, dándole un riguroso tratamiento matemático. Este trabajo le dio a conocer entre personalidades como Lord Kelvin y James Clerk Maxwell (dicen que incluso Lord Kelvin encontró su álgebra complicada).

Fue precisamente en 1873 cuando cayó en sus manos el Tratado sobre electricidad y magnetismo de Maxwell. Impactó tanto al joven Oliver, que decidió dejar su trabajo y trasladarse a casa de sus padres para dedicarse únicamente a la investigación, publicando sus trabajos en las más prestigiosas revistas científicas de la época, aunque con poco reconocimiento. Heaviside rechazaba las protocolarias demostraciones de la matemática académica; se dedicaba a la matemática aplicada, y desarrollaba las herramientas formales necesarias conforme lo requería su investigación. Desarrolló un aparato matemático que, de hecho, funcionaba, pero era rechazado por sus contemporáneos por esta falta de rigurosidad en sus métodos. En una ocasión, dijo al respecto: «¿Debo entender la digestión para poder disfrutar de una buena cena?». Cuando Heaviside leyó la obra de Maxwell, inmediatamente se percató de sus importantes implicaciones, pero carecía todavía del conocimiento necesario para entender los desarrollos formales. Por ello, pasó los siguientes años estudiándola a fondo hasta conseguir entenderla hasta sus últimas consecuencias.

Entre 1874 y 1889, reformuló la teoría del telégrafo eléctrico de Lord Kelvin teniendo en cuenta dos nuevos factores: las pérdidas de la línea y la autoinducción. Y finalmente derivó la «ecuación del telegrafista», tan importante en este campo. Durante este periodo, además, acuñó varios términos que hoy en día los ingenieros de telecomunicaciones utilizamos constantemente: impedancia, admitancia, conductancia, permeabilidad, susceptancia, reluctancia… Entre ellos destaca la impedancia, que permitía la generalización de la Ley de Ohm para corriente alterna, y que consiste en añadir una parte imaginaria llamada reactancia a la resistencia (sí, él ya trabajaba con números complejos). De esta manera, en la impedancia se aunaban todos los efectos presentes en una línea de transmisión: resistencia, capacitancia e inductancia. En 1880 estudió el efecto pelicular e inventó y patentó el cable coaxial. En 1887, formuló la idea de que era posible eliminar la distorsión de una línea mediante la adaptación de impedancias (idea de la que se aprovecharon más tarde numerosas personas con varias patentes).

Sin embargo, quizás el legado más importante y menos recordado de Heaviside sea la propia teoría electromagnética que ha llegado hasta nuestros días. Maxwell murió en 1879 sin que su tratado fuese aceptado debido a la complejidad tanto teórica como matemática (basada en cuaterniones) que tenía para su tiempo. Sin discípulos y sin el maestro, fue Heaviside, a partir de 1882, el que se encomendó a sí mismo la tarea de reformular toda la teoría electromagnética para hacerla más accesible y darla a conocer. Para este trabajo, elaboró el análisis vectorial que tanto usamos los ingenieros de hoy, en contraposición a la teoría cuaterniónica antes mencionada, lo que le valió no pocas discusiones. Y gracias a esta herramienta, que más tarde se convirtió en el lenguaje para toda la física, logró sintetizar las originales 20 ecuaciones de 20 variables de Maxwell (que probablemente ningún físico de hoy reconocería) en las hoy famosas 4 ecuaciones (a este resultado también llegó Hertz por su cuenta, aunque él siempre concedió el mérito a Heaviside). El resultado final fue plasmado en el libro Teoría Electromagnética (1893, 1899 y 1912), que se convirtió en la única manera de entender las difíciles ideas de Maxwell.

También en el ámbito de las matemáticas, entre 1880 y 1887 desarrolló el cálculo operacional —hoy conocido como «transformada de Laplace»— para resolver ecuaciones diferenciales lineales, uno de los grandes avances matemáticos del siglo XIX. Y todavía tuvo tiempo, en 1882, de introducir el sistema internacional de unidades.

En 1902, tras la transmisión de radio que realizó Marconi el año anterior a través del Atlántico, Heaviside predijo la existencia de una capa de la atmósfera (una región de la ionosfera llamada capa de Kennelly-Heaviside) reflectora de las ondas de radio, creando una enorme guía de ondas entre la superficie terrestre y dicha capa, lo que permite transmitir mediante reflexiones más allá de la línea del horizonte. Veinte años después, en 1923, se demostró su predicción.

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Durante su vida, Heaviside vivió en la pobreza. Rechazaba el dinero. Dedicado por entero a la investigación, no se planteó sacar beneficio patentando sus inventos —cosa que sí hicieron otros más tarde—. Tampoco quiso, en un principio, aceptar una pensión que finalmente le concedió el Estado por sus méritos, ni mostró entusiasmo por los premios que recibió, a saber:

  • 1891: Miembro de la Royal Society de Londres.
  • 1899: Miembro honorario de la American Academy of Arts and Sciences.
  • 1905: La Universidad alemana de Göttingen le concede el doctorado honoris causa.
  • 1908: Miembro honorario de la Institution of Electrical Engineers inglesa.
  • 1918: Miembro honorario del American Institute of Electrical Engineers.
  • 1921: Primer galardonado con la medalla Faraday de la Institution of Electrical Engineers.

Los CAPTCHA más raros de la web

CAPTCHA significa «Completely Automated Public Turing test to tell Computers and Humans Apart», es decir, «prueba de Turing pública y automática para diferenciar máquinas y humanos», y son esas imágenes deformadas de las que tenéis que averiguar su contenido y escribirlo para completar satisfactoriamente muchos formularios a lo largo y ancho de la web. Obviamente, aquí «diferenciar» se traduce en hacer algo que un humano pueda resolver y una máquina no. Pero muchas veces, dicha definición pierde toda razón de ser. Para muestra, un botón.

La carrera entre unos —los que inventan dichos CAPTCHA para proteger sus formularios— y otros —los spammers, que siempre se las ingenian para conseguir programas que los descodifican automáticamente— es eterna. Por eso, y para no acabar haciendo algo tan indescifrable como en el enlace de arriba, muchas veces sorprende el ingenio de la gente para inventarse nuevos métodos. Si realizáis una búsqueda, podréis encontrar páginas donde realizan algunas recopilaciones, como las siguientes:

Los hay de todos los tipos: imposibles, graciosos, curiosos, y frikis, muy frikis. Mis preferidos son estos:

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Las operaciones matemáticas son muy sencillas. ¿Os atrevéis? Y el que me dé el resultado del último, obtendrá el carné oficial de friki.

De vidrios, cristales y reciclaje

Cuántas veces os habéis plantado frente a los contenedores de reciclaje con un objeto en la mano y os han asaltado las dudas: ¿esto va con los envases o con la basura orgánica? ¿De qué material será? ¿Le quito el plastiquito antes de tirarlo? ¿El corcho dónde se tira? Y os habéis quedado con la sensación de que reciclar es complicado, pero no, en realidad es más difícil todavía. O tal vez lo que pasa es que hay muy poca información al respecto; o las dos cosas, no lo sé.

Hasta hoy yo tenía la sensación de que el reciclaje del vidrio era el único que no dejaba lugar a dudas. Lo que llamamos habitualmente de forma coloquial «cristal» —que no es tal, puesto que el cristal es un material con estructura cristalina, es decir, con sus partículas (átomos, iones o moléculas) ordenadas en una estructura geométrica regular (la materia sólida en general tiene estructura cristalina, aunque tienen especial interés los monocristales como las piedras preciosas, el cuarzo, la sal, etc.), mientras que el vidrio es un material típicamente sintético (existen algunos vidrios naturales) con una estructura amorfa producto de la fusión de varios materiales a altas temperaturas— es fácilmente reconocible y por lo tanto fácilmente separable. Pero las cosas no son tan fáciles tampoco en lo que la vidrio se refiere, cosa que desconocía.

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Óxido de silicio (SiO2) con estructura cristalina (cuarzo) y con estructura vítrea.

El caso es que me sorprendía durante el informativo de la hora de comer con una noticia que luego he encontrado en 20minutos: Botellas sí; vasos y copas, no. Buscando en Internet tampoco he obtenido mucha información, tan sólo el siguiente pasaje en un artículo al respecto:

El vidrio para envases es el único vidrio que en la actualidad se recicla en grandes cantidades. El vidrio de ventanas, bombillas, espejos, platos de cerámica, vasos, recipientes para el horno y fibra de vidrio no es reciclable junto con el vidrio de envases, y se considera contaminante en el reciclaje de los mismos.

Es la primera vez que tengo constancia de este hecho, pero lo que me sorprende más todavía es no hallar ninguna explicación al respecto, ni una razón, ni un porqué (si lo sabéis o lo encontráis, agradecería información).

Mención aparte merece el tratamiento de la información hecho por parte de la periodista, ya que consigue todo lo contrario: generar confusión y desinformación. Del susodicho artículo se extrae que los vasos, copas, etc., no deben ir al contenedor del vidrio (cierto) porque son de cristal, no de vidrio, lo cual es completamente falso. Ya hemos visto que todo lo que conocemos como «cristal» (vasos, botellas, botes, copas, bombillas, ventanas, espejos, etc.) es vidrio. El hecho de que los objetos determinados descritos más arriba no sean reciclables —por el motivo que sea—, no quita que sean vidrio; otro tipo de vidrio, con otros compuestos, tal vez, pero vidrio.

Así que, señores periodistas, ya va siendo hora de aprender la lección. Para informar en un sentido no es necesario desinformar en otro. Todo es vidrio, ahora bien, el vidrio reciclable es el de los envases (botellas y botes), y va en el contenedor del vidrio; el resto (vasos, ceniceros, cerámica, copas), al contenedor de envases al contenedor de materia orgánica y restos. Y bombillas y demás, por supuesto, al punto limpio.

Actualización (17/07/09): Y también se equivocan en esto en el periódico. Que se equivocasen en qué es vidrio y qué es cristal me parecía hasta normal, dentro de las cagadas habituales de los diarios en estos temas. Pero al tema de dónde tirar una copa o un vaso, le daba cierta credibilidad puesto que se suponía que habían acudido a la planta de reciclaje a preguntar por eso precisamente. De todas formas, solucionado.