Autor: Almudena M. Castro
Cómo se comía en la Expedición Malaspina 2010
Hace algunos días en este mismo Cuaderno de Cultura Científica la periodista María José Moreno publicaba un artículo sobre cómo se comía durante la expedición Malaspina. Pues bien, hace ahora 4 años, la segunda Expedición Malaspina proseguía su camino, rumbo a Río de Janeiro, tras celebrar la entrada en el año nuevo cruzando el Ecuador. También allí, estas fueron fechas que festejar con la comida. Pero, por suerte para los científicos y marineros que íbamos embarcados, dos siglos después de la travesía original de Alejandro Malaspina, la tecnología ha solucionado algunos de las mayores dificultades relacionados con la alimentación en altamar.
Quien dice tecnología, dice cámaras frigoríficas y congeladores. Hoy ya no resulta tan sorprendente que un barco pueda aguantar largas travesías en alta mar sin temor al escorbuto. Pero tampoco significa que la provisión de alimentos sea un asunto trivial. La Expedición Malaspina 2010 llegó a pasar temporadas de hasta un mes entero en alta mar, teniendo que almacenar alimentos para una tripulación de casi 100 personas. Cualquiera que haya llenado una nevera y comprobado que, tampoco allí, las verduras son eternas, puede vislumbrar algunas de las dificultades, multiplicarlas por 100 y hacerse una idea de la planificación que requiere proveer un buque como el Hespérides de alimentos.
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La música de las esferas

Tendemos a pensar en las palabras ciencia o arte como categorías claramente diferenciadas y más o menos constantes a lo largo de la historia. Nada más lejos de la realidad. No sólo los elementos que dichas categorías contienen han cambiado fundamentalmente en distintas épocas (nadie duda que los objetos de arte románico sean distintos a los impresionistas, por ejemplo). Además, los mismos conceptos han cambiado fundamentalmente a lo largo de la historia, adquiriendo incluso significados contradictorios entre sí[1] y aunando actividades creativas que hoy consideramos claramente separadas.
De hecho, el concepto de arte que hoy manejamos no existió hasta el siglo XVIII aproximadamente. Fue en 1746, cuando el filósofo Charles Batteux acuñó el término “bellas artes” agrupando, aproximadamente*[2], las disciplinas que hoy consideramos como tales. El número 7 no era casual, pero hasta cierto punto sí arbitrario: coincidía con el de las 7 artes liberales listadas por los clásicos. Desde entonces, uno de los problemas de la Estética ha consistido en buscar el elemento definitorio de dichas disciplinas, la relación particular que las une entre sí. No es un problema fácil, pero sí muy reciente: hasta hace muy poco, no se pensaba que existiese una vinculación especial entre la música y la pintura, por ejemplo — en rigor, ambas requieren técnicas diferentes, conocimientos diferentes, incluso formas de fruición muy distintas.
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Nos vemos en Naukas Bilbao
Como cada año, el verano nos abandona sin dejarnos llorar demasiado: justo a la vuelta del equinoccio, el mayor evento de divulgación científica del año se celebra en Bilbao. ¿Y por qué no deberías perdértelo? Preguntas, como cada año, mientras se acortan tus días y el curso laboral va clavando su rutina en tu melancólico bronceado. Te daré algunos motivos:
- Por hedonismo. Bilbao todavía sabe a vacaciones. Esta semana, cuando salgas cada tarde del trabajo, o de la universidad, pensarás en el pedazo viaje que tienes preparado. Pensarás en ese hotel con bañera y espuma. Pensarás en la lujuria de no tener nunca que hacer la cama. Pensarás en los pintxos de por la noche y en las cañas. Y el verano, que recién se ha ido, ya no te parecerá tan lejano.
- Porque te vas a reír: te lo garantizo. Y si no, ¡te devuelven tu dinero!
- Porque, si tienes hijos, aprenderán un montón. Y si no los tienes, deberías venir a celebrarlo.
- Porque tú también crecerás. Es lo mejor, sin duda, de estos eventos. Siempre sales con el encéfalo más gordo por algún lado.
- Porque no somos Mario Rajoy: perdemos mucho a través de un plasma :(
- Porque todos envejecemos de año en año. Y nunca podrás comentarlo ácidamente si te quedas creyendo que conoces a un puñado de avatares.
- Porque igual ligas. En fin, no sé si se habrá dado alguna vez el caso… pero si (pongamos por hipótesis) fuese posible ligar gracias a esto de los blogs, tendría que ser en un contexto con piel y malta, digo yo…
- Porque este año hay música, hay magia, hay entrevistas… además de los habituales ciencia, escepticismo y humor.
- Porque Iñaki ha preparado un montón de paradojas sobre estadística como para hacerte pensar. Porque yo voy a llenar un auditorio de sonidos raros por tercer año consecutivo. Pero las otras charlas de las que tengo alguna noticia, también molan un montón.
- Porque hasta leer esto, probablemente, tu plan para este fin de semana daba mucha pena: ¡nos vemos en 4 días!
God sees you
Este verano pasé un mes en un colegio católico de Filipinas. Entre otras catolicadas, uno de los aspectos que más me llamó la atención fueron los numerosos mensajes referidos a la presencia de dios. En los pasillos, aulas y áreas de recreo: dios te oye, dios te espera, dios quiere hablar contigo… dios promueve los diagnósticos precoces de psicosis paranoide.
Pero, sin duda, mi imagen preferida fue esta. «God sees you» hasta en el baño. O precisamente en el baño…