De becas, ricos y excelencia

Como todo sufrido español, habréis leído hace tiempo (tanto como hace que yo debería haber escrito esto) que en España, quien saque menos de un 6,5* y no tenga pasta recibirá oficialmente el diploma de «Idiota» y no requerirá, por tanto, otra titulación universitaria. Más allá de la dificultad que pueda entrañar este requisito, la trampa está, claro, en el «y no tenga pasta». A fin de cuentas, hay muchos motivos para sacar un 6,5 de media. Por ejemplo: tener que trabajar (más bien intentarlo, siendo joven en España) o pasar un mal año por el motivo que sea. Pero el verdadero criterio que separa al que aprueba con un 5 o es expulsado de facto con un 6,4 es ser o no candidato a una beca: tener menos o más pasta.

Pero dejemos las falacias de Wert para que las analicen en primaria. Resultan más interesantes las de «el otro lado». Porque, si bien es cierto que el 6,5 no demarca el límite de la nulidad intelectual, tampoco es justo tachar de «ricos» a todos los que no tienen una beca MEC, (y de «pobres» víctimas esforzadas a todos los que sí la tienen). Podéis leer los distintos requisitos económicos de las MEC aquí: pero yo diría que ninguno de los casos frontera encaja en la definición estándar de «rico». De hecho, y esto es lo grave: este año, debido al aumento de las tasas universitarias, miles de alumnos (sin beca, se supone) se han visto al borde de la expulsión de la universidad, independientemente de su rendimiento académico y con las asignaturas ya cursadas.

Por eso mismo, no me parece una locura que el rendimiento académico se valore, si el objetivo es distribuir más justamente unas ayudas que no siempre llegan a todos los que las necesitan. No sólo eso: se podría ir aún más lejos para obtener un reparto verdaderamente gradual. A fin de cuentas, TODO estudiante universitario está becado en un 80 % de lo que realmente cuesta su formación. Y todos conocemos demasiados casos, de demasiada gente, que ni «merece» esa ayuda ni la necesita (alumnos, con o sin pasta, que no desean aprender, que tienen el 5 por filosofía de vida, cuyo único fin es sisar un título cumpliendo el trámite de la carrera…). Por otra parte, creo que establecer incentivos económicos al esfuerzo académico sí es una forma de fomentar los buenos resultados: de hecho, las matrículas de honor tienen esta finalidad y no creo que ni el más rico de los «brillantes» merezca ser excluido de esa apetecible meta. No sé cuál sería el sistema ideal, pero pongamos que, en función de la renta (como primer requisito, claro) y la nota media, un alumno pudiese llegar a pagar entre el 100 % o el 0 % de la matrícula, o recibir una ayuda adicional. Pongamos que el objetivo fuese distribuir más justamente las ayudas para que llegasen a todos los que las necesitan.

Salvo que el objetivo no es ese, claro. A pesar del aumento de las tasas universitarias, los umbrales económicos y familiares para acceder a las becas no han cambiado ni se han hecho más graduales. Tampoco han aparecido soluciones específicas para solucionar los crecientes casos de impagos de matrícula. Las ayudas no se darán menos «a voleo«: sencillamente, se darán menos. Y, sobre todo en provincias como Madrid, volverá a haber buenos estudiantes que se queden en la calle.

Precisamente nuestra querida capital pepera vuelve a salir a la palestra para demostrar, una vez más, que todo esto no se trata de valorar el «esfuerzo», ni de la redicha «excelencia». De hecho, son precisamente estas becas las que han decidido recortar: las destinadas a alumnos con más de un 9 de media (8 en carreras técnicas). Y de la forma más cutre y arbitraria: excluyendo a los «excelentes» que no han cursado 2º de Bachillerato en Madrid y a los que no consiguieron o solicitaron la beca desde primero de carrera. Porque ni los de provincias ni los que mejoran merecen ser ayudados. Porque cualquier excusa podría ser buena.

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*Tras presiones de distintos tipos, Wert reculó un poco y el requisito para obtener la beca básica, la que cubre las tasas universitarias, bajó a un 5,5 de nota. Pero para acceder a otras ayudas (beca de desplazamiento o beca salario) se mantienen igual (6,5). En estos casos, además, los requisitos económicos son más duros: se establecen 3 umbrales distintos para acceder a las posibles ayudas (beca general, movilidad, alojamiento…).

La voluble cámara de TVE

Ayer se inauguraron las fiestas patronales de este pueblo y como los sábados no nos dan para madrugar, en esta casa lo vimos con amigos desde la cálida comodidad del sofá. Fue así como nos enteramos. Por inercia o por falta de criterio, teníamos puesto TVE y, por un instante, la breve mancha de una sábana roja, verde y blanca se dejó intuir en la esquina de la pantalla (ver 50’45»). ¿Hay una Godzilla-ikurriña tapando medio Ayuntamiento? Esperamos en vano la repetición del plano, mientras especulábamos con posibles explicaciones: ¿quizás una bandera pequeña, situada a poca distancia de la cámara, había generado esta extraña ilusión óptica?

Tuvimos que cambiar de canal para averiguarlo. La esquiva imagen de TVE se convirtió, enfocada por ETB, en una gigantesca bandera del País Vasco. Una anomalía bien difícil de esquivar pero que, bajo el criterio del realizador de TVE, no debía de tener interés informativo: nada que ver con los recursos de cabezas y más cabezas fluyendo con la marea humana durante más de 15 minutos (la bandera sé colgó algo después de las 11:45). Y no es lo único que esquivaba TVE: en ETB era mucho más fácil leer «Etxera» en esa otra bandera blanca y negra que decora las esquinas de los planos de la tele estatal (véase, por ejemplo: 49’12»).

El momento épico llega sobre 59’10», una vez que la dichosa ikurriña no puede seguir siendo obviada porque, ¡mecachis!, va a retrasar el lanzamiento del chupinazo. Así es como lo explica la periodista de TVE: «No sé si podemos ver la imagen del ayuntamiento porque, bueno, creo que ahí hay… un poco de… de movida… han desplegado algunas banderas. Bueno, es algo que suele pasar todos los años». Pero aún hay que esperar otro minuto largo más para que «lo que suele pasar todos los años» salga en pantalla. Me imagino el apretón del pobre realizador, conteniendo todo lo posible ese plano que tanto había costado evitar. Y a los acalorados periodistas, sin poder decir caca «i-ku-rri-ña». Me los imagino a todos asfixiados, rígidos, sonriendo festiva y apolíticamente, procurando «no ver» eso que «no han visto», actuando con total y constitucional normalidad.

Pero lo más llamativo fue lo que sucedió en casa, poder apreciarlo en directo: aquí todos supimos perfectamente que, si queríamos enterarnos de algo, debíamos cambiar de canal. En algún momento, hemos aprendido que en TVE estas cosas no suceden. Hemos aprendido que la realidad es eso que cambia cuando sintonizas otro canal. Y, lo que es realmente grave: que la información pública, la que debe servir de base a una sociedad más crítica y con mejor poder de decisión, depende de los votos repartidos en unas urnas. Según las encuestas de noviembre de 2011, rezar hace más llevadero el desempleo, la culpa es de los padres que las visten como putas, los gays siguen ocultos dentro de sus armarios y en Navara no, repito, NO hay nacionalismo. Tenemos una televisión tan «democrática» que cada cuatro años podemos votar qué Verdad se vuelve a llevar. Ojalá no sea la que nos merecemos.

La cigarra que cantaba números primos

2013-07. Dibujos. Magicicada.jpg

A pesar de la creencia popular, resulta discutible que las matemáticas sean una «ciencia». No como se suele entender, al menos: no como lo pueden ser la física, la biología o la antropología. Hay quien se refiere a ellas como una «ciencia formal». El debate semántico no me interesa demasiado, pero sí hacer notar que existe una diferencia insalvable entre afirmar que «los planetas se atraen» y que «2+2=4». Lo primero es un hecho observable, medible, lo segundo… es un jardín en el que sólo exploradores más valientes que yo se atreven a entrar (y yo, desde aquí, recomiendo seguir su camino).

Sean lo que sean las matemáticas, pocas cosas me parecen tan incitantes (tan sexys, si se me entiende) como el abismo de la lógica pura sin referentes, la música por la música, la autoconsistencia como única guía. Y, por eso mismo, resulta emocionante que este mundo «real», ese lugar intuitivo y barroso, lleno de poros y de tropiezos, encuentre tantos espejos en el palacio de las bellísimas, nitidísimas, (casi élficas) matemáticas. Especialmente, si hablamos de sus metateorías como la teoría de números. La repura repera de las matemáticas puras.

Tomemos, por ejemplo, los números primos: probablemente, una de las colecciones más populares, caracterizados por una propiedad tan… «intelectual», tan abstracta, que no es posible siquiera predecirlos o calcularlos. Quizás por eso, en el imaginario colectivo los primos aparecen cubiertos por cierto halo de misterio: asociados a hipótesis indemostrables, a habilidades extraordinarias de niños autistas o superdotados, a enormes computadoras murmurando en un sótano hasta encontrar el siguiente más alto. En el ámbito de la tecnología, tienen aplicaciones relacionadas, sobre todo, con la criptografía. En un mundo «natural» lleno de repeticiones y simetrías resulta difícil imaginar, sin embargo, qué representación directa podrían tener los números primos. No se trata sólo de que «aparezcan» (a fin de cuetas, sería tan extraña su ausencia como su prevalencia), sino de que lo hagan por ser primos, de que algún fenómeno encuentre su explicación y razón de ser en esta extraña propiedad.

Pues bien, la respuesta se encuentra, precisamente, en la presión por huir de las repeticiones y las simetrías de la naturaleza. Cierta especie de cigarra sale a la luz para reproducirse únicamente cada 13 o 17 años: precisamente números primos. Y la explicación más probable es que hayan alcanzado estas cifras en una carrera evolutiva para esquivar a sus predadores: la cigarras que nacían cada 12 años, por ejemplo, fueron la merienda de especies que aparecían cada 1, 2, 4, 6 o 12 años. Coincidir en el 13 es más complicado, en cambio (las especies predadoras son supersticiosas, se entiende :P). Este año, las cigarras han vuelto a aparecer y en Mapping Ignorance, Copépodo les dedicó hace algún tiempo este estupendo artículo, hablando de su curiosa afición por las matemáticas. A mí me ha hecho pensar en este, también estupendo, comic de Abstruse Goose que traduzco para su disfrute, sólo que esta vez es una cigarra la que canta en vez de un unicornio volador.

Impure Mathematics, por Abstruse Goose
Impure Mathematics, por Abstruse Goose

Todo cobra sentido…

Este es es el mapa del paro en España por provincias:

tasaparo2013

Y este, uno que muestra la cantidad de ateos en cada comunidad autónoma, publicado en Recuerdos de Pandora hace poco.

ateos

Ahora ya saben por qué la última reforma educativa equipara la religión a cualquier otra asignatura de verdad, como matemáticas o inglés: para conseguir trabajo en la mayor parte de España,  lo mejor que uno puede hacer es aprender a rezar. Jose Ignacio Wert sólo ha llegado a la misma conclusión que la Ministra de trabajo, TVE y gran parte de nuestros paisanos.

¿Y vosotros qué?, ¿ya tenéis claro a qué país vais emigrar?

Bitácora: serie documental sobre la Expedición Malaspina

«El pulmón del planeta». A la mayoría de la gente, este título metafórico le hace pensar en el Amazonas. Lo que la mayoría ignora es que dos de cada 3 moléculas de oxígeno presentes en la atmósfera, tienen su origen en los océanos. El dato cobra sentido, cuando se tiene en cuenta que el agua cubre el 70% de toda la superficie de nuestro planeta.

Precisamente por ello, los océanos son fundamentales para comprender el cambio global (no solo climático) que se avecina. ¿Cómo afectará al clima el aumento de CO2 disuelto en el agua?, ¿seguirán siendo los océanos el gran sumidero de CO2 del planeta?, ¿cómo afectará este aumento a los organismos que allí habitan, a las corrientes, a la temperatura, a los intercambios de carbono? y, muy especialmente, ¿qué sucede allí donde ya no hay luz ni parece posible la vida: en el océano profundo?

Persiguiendo la respuesta a todas estas preguntas, hace dos años, partió de Cádiz La Expedición Malaspina. Y coincidiendo con el aniversario de su llegada a Río, la 2 ha empezado a emitir la miniserie documental Bitácoras. El primer capítulo, titulado Océano profundo, está colgado ya en tve a la carta y resume los distintos aspectos de la investigación científica que se está llevando a cabo gracias a la expedición. Los próximos capítulos tratarán, respectivamente: sobre la formación de doctorandos y alumnos de máster a bordo (Cantera); y sobre el Hespérides y el trabajo de la dotación (Circunnavegación). El último capítulo (Expedición Malaspina) será un resumen de los tres anteriores. Se emitirán los próximos viernes, a las 21:00.

El documental está dirigido por José Miguel García y fue grabado a bordo por el equipo de Vivac Documental, a quienes tuve ocasión de conocer durante la primera etapa de la expedición. Ellos permanecieron en el Hespérides los 7 meses que tardó en dar la vuelta al mundo. Pero al desembarcar se acordaron de mí, para invitarme a colaborar en los guiones. Ha sido un trabajo hecho con mucho cariño y mucha nostalgia marinera, ¡espero que lo disfrutéis!