Josquin des Prez fue, probablemente, el compositor más relevante del Renacimiento. Es el principal representante de la tercera generación de compositores ingleses y francoflamencos que desarrollaron el estilo musical predominante en esta época y común a toda Europa. Fue además un gran admirador de Ockeghem, como demuestran numerosas obras suyas, entre ellas el Lamento por la muerte de Johannes Ockeghem.
En este canon, Josquin rinde un nuevo tributo a su antecesor, retomando un reto iconográfico similar al que enfrentó Ockeghem en su Deo gratias. Pero en esta ocasión Josquin intenta el «más difícil todavía»: su canon supera en complejidad al de Ockeghem, sin perder de vista su objetivo «descriptivo». Qui habitat pretende retratar a los Ancianos del Apocalipsis: 24 ancianos1 que cantan salmos2, unánime3 e ininterrumpidamente4, rodeando a la Sagrada Familia5 y ayudándose de instrumentos musicales6. Para ello Josquin ideó un canon circular4 de 24 voces1 a partir de una sola melodía3, que debía ser interpretado por 4 coros distintos (de 6 voces cada uno), situados en círculo5. La imposición de utilizar como texto un salmo2 (relativamente extenso), le llevó a elaborar una melodía más larga y compleja que la compuesta por Ockeghem. Además, procuró evitar en lo posible los silencios en cada voz4, por lo que, a pesar de ser un canon de «sólo» 24 voces, en comparación con las 36 de Deo gratias, de hecho, en el transcurso de la pieza, llegan a cantar más voces simultáneamente que en el canon de Ockeghem. Gracias a ello, la densidad sonora propicia que se produzcan resonancias y múltiples vibraciones ajenas a las voces que podrían parecer instrumentos musicales6.
El resultado, como veis, es parecido al canon que os presenté hace dos semanas: una textura sonora brillante y fluida, sin ninguna dirección definida, pero en constante movimiento. Desde mi punto de vista, el trabajo de Josquin resulta más emocionante y humano que el de Ockeghem, especialmente cuando empiezan a acumularse las voces (a partir de 3’45»). Os invito a olvidaros de que son voces humanas lo que suena, e intentar imaginar que se trata del instrumento más afinado y con la sonoridad más cálida del mundo. A mí se me ponen los pelos de punta.