Guardo por aquí el discurso que anoche pronunció Álex de la Iglesia al inicio de la Gala de los Goya porque merece la pena. Recordemos que Álex era uno de tantos creadores que apoyaban la famosa Ley Sinde. Principalmente a través de su cuenta de Twitter, @AlexdelaIglesia, comenzó a llegarle feedback por parte de mucha gente, lo que le hizo replantearse las cosas. Se abrió al diálogo, a razones, incluso organizó una reunión en la Academia con abogados y gente de la blogosfera española, y finalmente comprendió la postura del público, de la gente; con el discurso de ayer (que no recibió ni una sola muestra de apoyo en toda la gala, por cierto) llega el culmen. Tan solo por su actitud y su valentía ya tiene toda mi admiración y mi respeto.
Enhorabuena, Álex, ojalá existiese más gente como tú en la industria. Dejas el listón muy alto para el siguiente presidente. Se puede decir más alto, pero no más claro; ahí queda eso…
Buenas noches. El día de hoy ha llegado porque hace 25 años, doce profesionales de nuestro cine, en medio de una crisis tan grave como la nuestra, caminaron JUNTOS a pesar de sus diferencias. Quiero empezar este discurso felicitando a los fundadores de la Academia.
No solo ellos, sino todos los que me han precedido en esta institución, vicepresidentes, miembros de las juntas directivas y el conjunto de los académicos, nos han traído esta noche aquí, al Teatro Real, para celebrar el 25º aniversario de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas y la existencia misma de los premios Goya. A todos, muchísimas gracias.
PUEDE PARECER que llegamos a este día separados, con puntos de vista diferentes en temas fundamentales. Es el resultado de la lucha de cada uno por sus convicciones. Y NADA MÁS. Porque en realidad, todos estamos en lo mismo, que es la defensa del cine. Quiero por ello felicitar y agradecer a todos los que estáis aquí, por caminar juntos en la diferencia, y hasta en la divergencia.
Hacemos mucho ruido, pero es que esta vez, hay muchas nueces. El choque de posturas es siempre aparatoso y tras él surge una nube de humo que impide ver con claridad. Pero la discusión no es en vano, no es frívola y no es precipitada.
No podemos olvidar lo más importante, el meollo del asunto. Somos parte de un Todo y no somos NADIE sin ese Todo. Una película no es película hasta que alguien se sienta delante y la ve. La esencia del cine se define por dos conceptos: una pantalla, y una gente que la disfruta. Sin público esto no tiene sentido. No podemos olvidar eso JAMÁS.
Dicen que he provocado una crisis. Crisis, en griego, significa «cambio». Y el cambio es ACCIÓN. Estamos en un punto de no retorno y es el momento de actuar. No hay marcha atrás. De las decisiones que se tomen ahora dependerá todo. Nada de lo que valía antes, vale ya. Las reglas del juego han cambiado.
Hace 25 años, quienes se dedicaban a nuestro oficio jamás hubieran imaginado que algo llamado INTERNET revolucionaría el mercado del cine de esta forma y que el que se vieran o no nuestras películas no iba a ser solo cuestión de llevar al público a las salas.
Intenet no es el futuro, como algunos creen. Internet es el presente. Internet es la manera de comunicarse, de compartir información, entretenimiento y cultura que utilizan cientos de millones de personas. Internet es parte de nuestras vidas y la nueva ventana que nos abre la mente al mundo. A los internautas no les gusta que les llamen así. Ellos son CIUDADANOS, son sencillamente gente, son nuestro PÚBLICO.
Ese público que hemos perdido, no va al cine porque está delante de una pantalla de ordenador. Quiero decir claramente que NO TENEMOS MIEDO a internet, porque internet es, precisamente, la SALVACIÓN de nuestro cine.
Solo ganaremos al futuro SI SOMOS NOSOTROS LOS QUE CAMBIAMOS, los que innovamos, adelantándonos con propuestas imaginativas, creativas, aportando un NUEVO MODELO DE MERCADO que tenga en cuenta a TODOS los implicados: Autores, productores, distribuidores, exhibidores, páginas web, servidores, y usuarios. Se necesita una crisis, un cambio, para poder avanzar hacia un nueva manera de entender el negocio del cine.
Tenemos que pensar en nuestros derechos, por supuesto, pero no olvidar NUNCA nuestras OBLIGACIONES. Tenemos una RESPONSABILIDAD MORAL para con el público. No se nos puede olvidar algo esencial: hacemos cine porque los ciudadanos NOS PERMITEN hacerlo, y les debemos respeto, y agradecimiento.
Las películas de las que hablamos esta noche son la prueba de que en este país nos dejamos la piel trabajando. Sin embargo, el mismo esfuerzo o mayor hicieron tantas otras películas que NO HAN LLEGADO a los sobres de las candidaturas. Ellos tambien se merecen estar aquí, porque han trabajado igual de duro que nosotros.
Quiero despedirme en mi última gala como presidente, recordando a todos los candidatos a los Goya TAN SOLO una cosa: qué más da ganar o perder si podemos hacer cine, TRABAJAR en lo que más nos gusta. No hay nada mejor que sentirse LIBRE creando, y compartir esa alegría con los demás. Somos cineastas, contamos historias, creamos mundos para que el espectador viva en ellos. Somos más de 30.000 personas que tienen la inmensa suerte de vivir fabricando sueños. Tenemos que estar a la altura del PRIVILEGIO que la sociedad nos ofrece.
Yo creo, con toda humildad, que si queremos que nos respeten, hay que respetar primero.
Y por último, me gustaría contarle algo al próximo Presidente de la Academia, que ya me cae bien, sea quien sea: estos han sido los dos años más felices de mi vida. He conocido gente maravillosa de todos los sectores de la industria. He visto los problemas desde puntos de vista NUEVOS para mí, lo que me ha enriquecido y me ha hecho mejor de lo que era. He comprobado que trabajar para los demás es una experiencia extraordinaria por muy duro que resulte en un principio, y sobre todo: han pasado 25 años MUY BUENOS, pero nos quedan muchos más, y seguro que serán MEJORES.
Buenas noches.
Se van los que se debieran quedar, y los que debieran marcharse… se quedan.
En el discurso original faltan varias tildes en las mayúsculas, en concreto, ACCIÓN, SALVACIÓN, PÚBLICO y también sobra alguna (TAN SÓLO).
@José Luis: Gracias, no me había parado a leerlo. También faltaba o sobraba alguna más donde no había mayúsculas. ;-)
Aprovecho para poner una negrita en el texto para resaltar algo que me parece significativo y que no siempre se tiene en cuenta.
(vaya por delante que me refiero a la industria no subvencionada con dinero público, que no es el caso de la española) Lo siento pero yo sólo veo una actitud gitanesca entre los que creen que el cine (extiendase a otros productos digitales) tiene que pasar por el aro, porque es muy fácil copiarse pelis y o te adaptas o mueres. Es decir, si pongamos por caso: Videoclub virtual. Según el nuevo paradigma, no se puede poner el precio que le convenga; se tiene que poner un precio lo suficientemente atractivo como para que el espectador no le de a un clic de ratón para ver una peli dr gratis. ¿Cual es ese precio? 5€, 1, 50 céntimos, 20… la voluntad? ¿Donde queda el lucro? En un mercado los precios se ajustan a un nivel en el que ambos agentes están dispuestos a renunciar a algo porque creen que lo que van a recibir a cambio es mejor (el cineasta invierte años de trabajo porque el resultado va a obtener una buena recompensa, y el espectador invierte sus 5€ porque va a pasar un rato agradable. En el paradigma de obtener el trabajo y el empeño de otros se cambia por unos cuantos clicks de ratón hay una asimetría brutal, y entiendo y defiendo que haya gente en el sector que no quiera pasar por el aro, porque precisamente además esa misma tecnología permite acceder a otro tipo de entretenimiento gratuito.. .
@javi:con gratuito me refiero a libre o copyleft.
@javi: No hay ningún aro por el que pasar. La cosa va así: la tecnología cambia. El mercado del cine verá lo que hace…
Hasta hoy, el precio de un producto cinematográfico se veía influido por una larga cadena donde dominaba la producción del soporte físico y la distribución. Eso tiene un precio alto. Con la tecnología de hoy en día, en cambio, ese soporte físico (y por tanto la distribución) desaparece. El precio hay que ajustarlo a lo que vale el producto en sí. Puede ser un precio bajo para que, como dices, al usuario le compense la comodidad, o puede ser un precio un poquito más alto pero aportando otro valor añadido. Hay muchas opciones. Hace falta imaginación.
El precio se ajusta mediante oferta y demanda. ¿cuanto estas dispuesto a pagar?¿está el vendedor dispuesto a aceptar el precio que le propones? o viceversa ¿por cuanto lo vendes?¿estoy dispuesto a renunciar a mi dinero por adquirir tu producto? En eso se basan todas las transacciones mercantiles, un equilibrio entre los intereses de unos y otros actores y . Con el fenómeno de internetl tal relación se rompe porque el cliente tiene muy facil acceder al producto por otros canales que directamente puentean al vendedor. Las industrias digitales cometieron un error al poner su producto en soportes que son tan fácilmente duplicables. Quizás una solución sea retraer el visionado únicamente a salones de cine individualizadas, donde puedas ir «con tus colegas» y donde el circuito de proyección esté restringido para evitar el copiado. Crear un tipo de alquiler o compraventa donde se fidelice al cliente y se creen copias personalizadas con sistemas de marcas de agua, de tal modo que si un material es copiado y distribuido se pueda actuar contra el propietario, la lista es larga y las opciones variadas. Otras opciones intermedias consistirían en actuar contra los ISP, ya que desde sus redes se puede tener acceso publico a dicho material, es decir, yo a través de la red p.e. de telefónica tengo acceso a determinados archivos protegidos, alojados bien en webs de descarga (independientemente de donde se alojen) o bien desde IPs de abonados que tienen abierto su disco duro para acceder a fragmentos de dichas obras. De monento se intenta que simplemente se cumpla la ley que es bastante clara al respecto: cualquier tipo de puesta a disposición publica de material protegido por el Copyright es ilícita, y si hay ánimo de lucro, además es delito. Que luego determinado sector de la industria quiera experimentar con nuevos modelos, eso ya es otro cantar.
@javi: Restringir el cine a las salas de cine, actuar contra los ISP… ¿Imponemos el estado de excepción también? Alucino con tus propuestas…
@Iñaki: No me explico. Cuando hablo de restringir me refiero a que se repliega la industria a exhibir sus productos exclusivamente en lugares controlados por ellos como una solución a sus problemas. Si me copias la peli que te vendo, dejo de vender pelis y las exhibo sólo en lugares en los que tengo el control. Si quieres gastar tu dinero bien adelante, si no, puedes quedarte en casa viendo el catálogo que te has descargado hasta que te aburras. Idem con la música. Llego a un acuerdo con los garitos y les suministro la música, sólo puedes escuchar música nueva en los garitos. Pagas la entrada o tu consumición y puedes ver a Shakira en directo actuando en el city hall de Londres en 3D. Y para el MP3 hacemos una versión demo que te deje con la miel en los labios que puedes copiar, recopiar y distribuir donde te de la gana. Es una idea. Por otro lado, actuar contra los ISP, por supuesto, se están lucrando permitiendo el acceso a obras protegidas. La ley lo dice muy claro.