Me acabo de enterar de que Javier Krahe será juzgado por un vídeo grabado hace 30 años y emitido en una entrevista que le hicieron para Lo + Plus (y curiosamente, yo vi) hace 4. He aquí el flagrante delito, para vuestra información y su mejor difusión:
En el telediario de mediodía pueden emitirse noticias sobre guerras, violaciones, imágenes de corredores corneados por un toro… eso sí, que nadie meta un trozo de madera dentro del horno, que eso sí puede herir los sentimientos de los espectadores. Dentro de poco estaremos como en Irlanda, poniendo multas a quienes mancillen el nombre de algún personaje imaginario. Manda muchos pero que muchos huevos…
Sabía lo de la querella, pero no había visto el vídeo, gracias por ponerlo.
Así que en España había mucha más libertad de expresión y religiosa en 1978 que en el 2009. Para que aprendamos a valorar treinta-y-no-sé-cuántos años de presunta democracia.
Ese delito de «escarnio a la iglesia» pensaba yo que había salido del código penal hace décadas. ¿No es así? Creo que soy descaradamente culpable ¿dónde debería ir a entregarme? ¿Al tribunal de la Rota?
No estoy nada versado en leyes, pero no creo que la denuncia pueda prosperar, aunque no hubiera prescrito el delito, porque es verdad que tristemente existe, pero es una excrecencia inaplicable heredada de antiguos regímenes. Debería quedar bien aplastado por el derecho a la libertad de expresión, que digo yo que es algo mucho más gordo e importante que un dudoso y antiguo artículo inexplicablemente pegado al código penal.
«Así que en España había mucha más libertad de expresión y religiosa en 1978 que en el 2009».
Quizás el problema es que ese corto en 1978 llegó sólo a cuatro gatos urbanitas que estuvieron a tiempo de pillarlo en el cine. Pero en los últimos años primero lo ponen en la TV y para colmo de males también anda propagándose por Youtube (o bueno mejor dicho en Internet) peligrosamente cerca de un montón de jóvenes familiares de meapilas enfurecidos. :o)
De hecho, todo se armó por la retransmisión del vídeo en Canal Plus en horario de bastante audiencia.
Por cierto, ¿qué delito es ese del que habláis, sabéis qué artículo lo recoge o cómo es exactamente?
El bicho está en la sección 2 del Código Penal «De los delitos contra la libertad de conciencia, los sentimientos religiosos y el respeto a los difuntos»:
Exactamente el problema se encuentra en la mayor parte del párrafo, de la primera parte del artículo 525.
1. Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican.
http://constitucion.rediris.es/legis/1995/lo10-1995_6.html
¿Y las veces que hacen ellos hacen escarnio de mis creencias o la falta de ellas? ¿Y las veces que me han llamado asesino? ¿Y las veces que me han dicho que mis valores personales son menores que los de una cucaracha? (por poner un ejemplo)
Cada vez que abren la boca hieren mis sentimientos… ¡ah no! que como soy un ateo de mierda no los tengo.
Pondría lo que realmente pienso de ellos si no fuera por que los dueños de un blog son los responsables de los comentarios que se pongan en su bitácora y no estoy por la labor de putear a Iñaki Y a Almudena con una querella por difamación y herida de sentimientos.
La gente deberia intentar no ofender a los demás. Puede ser ofensivo para algunas personas una acto como ese. Mucho menos, supongo, que llamarles asesinos, si fuera el caso. Y a mi ya me lo han llamado a cuenta del aborto, (algunos de) esos mismos ofendidos.
Me parece que se deberían evitar situaciones como esa, ofensivas para buena gente que tiene sus creencias (sigo creyendo que existen). Y me creo en el derecho a exigir, que si le condenan a 8 meses de carcel, condenen a perpetua a todos los que han llamado asesinos a los abortistas, por ejemplo.
O, como alternativa, que traigan e impongan a un primo de Kamenei en el gobierno, para no andarse con disimulos.
[…] ¡¡¡Justo!!! Mi tocayo más famoso. . Eso sí, no se os ocurra cocinarlo al horno. Se ve que hay que tomarlo crudo (¡qué asco!). . Y eso que algunos cuerpos están para […]
[…] Mi tocayo más famoso. . Eso sí, no se os ocurra cocinarlo al horno. Se ve que hay que tomarlo crudo (¡qué asco!). . Y eso que algunos cuerpos están para […]
Mentecatos hay en todas partes y es de esperar que quien ha cursado la denuncia se dé cuenta de su estupidez y la retire cuanto antes… Mientras tanto, todo mi apoyo hacia Krahe.
Por desgracia, este comportamiento no es privativo de los cristianos y me temo yo que sea consustancial al ser humano. Os imagináis la que se hubiera armado si Krahe hubiese hecho un vídeo sobre como hornear…
(a) La piedra de la Kaaba
(b) Una estrella de David
(c) Los bigotes (incorruptos) de Pasionaria y/o de su amigo Stalin
(d) Una ikurriña, una senyera y/o una rojigualda
(e) Una camiseta del real Madrid y/o una del Barsa
(f) etc, etc, etc… (Añada el lector lo que crea conveniente).
En fin, que sí, que tenéis razón, que estamos todos locos.
Precisamente por eso es tan absurdo proteger legalmente los «sentimientos religiosos»: porque cada uno le reza a los símbolos que le sale de las narices, lo cual no quiere decir que estos símbolos sean sagrados per se, o que el acto irracional de amar a un objeto inanimado (un fetiche, un símbolo de algo imaginario) deba ser protegido, por el hecho de ser irracional.
Yo seguramente me cabrearía infinitamente si viese a alguien quemando una buena edición de las sonatas de Beethoven (de hecho, confieso que ni siquiera toco la que tengo yo en mi casa, necesito sacarle fotocopias para leerla…). Pero debo asumir que un libro es sólo papel y que mi pasión es lo que es: romanticismo, simbolismo, «amor» desviado, sentimientos irracionales cuya responsabilidad recae sobre mí, exclusivamente. ¡Nadie debería ir a juicio por rasgar una partitura o por cocinar una cruz de madera!
Si el mal gusto es un crimen, que lo enjuicien y que me regresen mis cincuenta segundos perdidos.