El artículo La Ley D’Hondt como nunca te la habían explicado antes, del blog Pseudolog.com, debería enseñarse en los colegios. La primera parte puede resultar un tanto farragosa de seguir si no se lee detenidamente. Por eso, he masticado y desgranado el artículo para vosotros y os ofrezco las principales conclusiones:
- La Ley D’Hondt es, ni más ni menos, que el resultado de aplicar la Ley de la Oferta y la Demanda al reparto de escaños: esto es, busca un precio justo para «vender» todos los escaños disponibles.
- Por tanto, todos los partidos pagan el mismo precio por sus escaños. Lo que ocurre es que, quien más recursos (votos en este caso) tiene, tiende a aprovecharlos mejor. Como resultado, a todos los partidos les sobran votos (a no ser que se dé la casualidad de que el número de votos sea múltiplo del precio del escaño), pero los partidos minoritarios tienden a desperdiciar muchos más votos.
- Al dividir el número de escaños de cada partido entre el número de votos recibidos, parece que pagan más caros sus escaños, pero esto es falso: de nuevo, el precio del escaño es único, pero los partidos minoritarios les sobran más votos.
- Estas desigualdades se ven agravadas cuando el sistema se basa en muchas pequeñas circunscripciones. Para que un sistema sea lo más proporcional posible, las circunscripciones deben ser grandes: un error de 1 escaño entre 300 es menor que entre 5.
- Los errores cometidos con las circunscripciones actuales de ámbito provincial son enormes y, como consecuencia,
- los partidos mayoritarios de ámbito estatal (léase PP y PSOE) son favorecidos.
- los partidos minoritarios de ámbito estatal (léase IU, UPyD, etc.) son perjudicados.
- los partidos que tienen su electorado concentrado en muy pocas provincias (léase: Nacionalistas) son los que acaban obteniendo una representación más proporcional al número de votantes.
- En circunscripciones grandes, no tiene sentido hablar de voto estratégico. Pero, en las circunscripciones pequeñas actuales, y dado que hemos visto que los pequeños tienden a desaprovechar más votos, no sirve el «vota al PSOE para que no gane el PP» o «vota al PP para que no gane el PSOE», sino que es preferible estudiar qué alternativas están más cerca de alcanzar un nuevo escaño. Por tanto, el llamado voto útil, o voto estratégico, solo resulta verdaderamente útil si se destina a un partido pequeño al que se estime que le sobran muchos votos.
- El voto en blanco, tal y como está implementado en nuestro sistema electoral, no refleja la intención de protesta del que hace uso de él sino más bien al contrario: favorece a los partidos más votados.
- La abstención… ¿cómo os lo diría?… Puede que tú pases de la política, pero la política, lamentablemente, no va a pasar de ti.
Posibles soluciones
Como dice el autor del artículo, existen sistemas más equitativos, pero más complejos. Habitualmente se tiende a elegir sistemas más simples como la Ley D’Hondt porque un sistema no solo tiene que ser equitativo sino parecerlo. Al margen de esto, nuestra democracia ganaría enteros tan solo con modificar las circunscripciones:
- Circunscripción única: Demasiado punky. La Ley D’Hondt funcionaría muy bien pero los partidos tenderían a centrarse en los grandes núcleos de población y a olvidar las zonas menos pobladas. Se puede argumentar que para la representación territorial ya está el Senado pero, poniendo los pies en el suelo y siendo realistas, el Senado sirve de más bien poco en este país…
- Circunscripciónes autonómicas: Mucho más razonables y menos drástica que la anterior. El sistema sería más proporcional y aún así las comunidades autónomas no perderían todo el peso que ahora tienen.
- Sistema Mixto: Se dividen los escaños del parlamento en 2 grupos. Los escaños de un grupo se reparten como hasta ahora mientras que los del otro grupo se reparten volviendo a computar todos los votos (o, quizá, tan sólo los desperdiciados) en una circunscripción única. Permitiría que los partidos grandes no viesen amenazada su supremacía y evitaría el desaprovechamiento sistemático de votos de los partidos minoritarios de ámbito estatal. Desde mi punto de vista es el sistema más razonable.
Y en cuanto al voto útil, si de verdad piensas en optar por ello y ceñirte a las matemáticas (con lo cual, puede que tengas que entregar tu voto a una ideología distinta a la tuya), en el blog #AritmEtica20N han hecho el análisis por ti y han creado una tabla que recoge, por provincias, los partidos a los que sería conveniente destinar el voto útil porque tienen más cerca el siguiente escaño (y, por tanto, es más probable que los grandes pierdan uno).
Yo voto por la ampliación del congreso a 400 diputados y que los 50 extra se asignen con voto sobrante a circunscripción única.
En mi blog, ya hablé de la ley D’Hondt y el resto de sistemas electorales que se usa en el resto de países:
http://elmundoderafalillo.blogspot.com/2011/10/un-sistema-electoral-injusto.html
Al final, la mejor solución pasa por cumplir tres requisitos:
– Circunscripción nacional.
– Sistema Hare.
– Eliminar el 3% mínimo de votos.
Sólo así el reparto será casi totalmente democrático.
Lo que dice TxemaCG también habría que tenerlo en cuenta, pero, como el número de diputados puede fluctuar entre 300 y 400 según la ley, lo que yo haría sería simular cómo quedarían repartidos los escaños en todas las combinaciones (300, 301, 302, … , 399 y 400) a partir de los votos de las elecciones y quedarme con el número de escaños que minimiza las diferencias entre el porcentaje de escaños asignados y el porcentaje de votos recibidos por cada partido.
Más perfección sería casi imposible.
Saludos ;)
@Rafalillo: El número de escaños que minimiza, de media, las diferencias entre porcentaje de escaños y votos es cuanto más grande mejor; para eso no hace falta simular (el caso extremo sería 1 voto = 1 escaño). La cuestión es que, a mayor número de escaños, también mayor número de diputados a los que hay que pagar sueldo. Por eso hay que llegar a una solución de compromiso: suficientes como para que los errores sean despreciables, pero no demasiados para que no nos cueste un pastizal el Congreso.
Nadie pasa de la política, sino de los políticos. Lamentablemente, por mucho que votes los políticos vana pasar de ti como lo han hecho siempre.
De toda la vida me han inculcado desde el colegio hasta las televisiones que una persona = un voto.
Supongo que la ley D’Hont y otras parecidas se hicieron con buena intención pero están muy alejadas de la realidad que votan los ciudadanos.
Yo no le veo más historia de: tantos votos tienes, tantos escaños te corresponden, proporcionalmente y sin ningún ajuste artificial.
Puedo entender los redondeos del último escaño pero sólo eso. El resto es desvirtuar la propia democracia.